miércoles, 17 de marzo de 2021

Algunas voces nunca callan y solemos atribuir esta característica tan humana a algunos elementos inanimados. Las piedras que componen los edificios antiguos, por ejemplo, nos hablan de las técnicas de construcción y el ingenio de los hombres desde hace miles de años; el viento nos dice qué esperar de los cielos, si lluvia o sequía y a menudo nos grita para advertirnos de las herejías que hemos cometido contra la naturaleza, y cuando sacuden los árboles pueden cantar las canciones más impresionantes. Los ríos nos dan lecciones de resiliencia y paciencia que han inspirado a los filósofos orientales y occidentales más famosos. Particularmente, las voces que más me sorprenden salen de la “boca” de los colores.
A lo largo de la historia de la humanidad hemos buscado colores para expresar diferentes sentimientos, pensamientos e intenciones. Presente desde que el hombre encontró la manera de expresarse, el rojo fue el primer color utilizado, luego el negro. Están presentes en las cuevas de Altamira, España, y en Lascaux, Francia, desde el Paleolítico superior hace aproximadamente 12.000 años. Nuestro ADN fue impregnado por la información procedente de los colores.

Pintura de bisonte en la cueva de Altamira, España. (Fuente: pixabay)


Como se indica en la introducción al libro “Los lenguajes del color” del publicista y escritor hispano-mexicano Eulalio Ferrer (1921 – 2009):

Todo cuanto rodea al hombre es color: de la sinfonía de la naturaleza, a la metáfora contenida en los decires de su lenguaje. El hombre mismo es color, desde la piel de su cuerpo y las claves genéticas de su identidad. Cita, aún no concluida, de los enfrentamientos racistas, como si pudiera olvidase que todos los seres humanos tienen el color rojo de la sangre que les hermana por encima de agresiones y prejuicios. En ese “cara o cruz” del destino humano, sujeto a las carambolas de lo imprevisible, juego misterioso en el que los colores nacen y se dan, se concilian y se separan, coinciden y se alejan.” (FERRER, 1999)

 

  
La porcelana de Sèvres y sus azules especiales. Colección del Museo del Prado, Madrid.


Los colores siempre han estado presentes visual y metafóricamente en la vida humana. Adquieren significados simbólicos en diferentes culturas. El tono de un color puede definir su origen geográficamente o caracterizar un determinado diseño. Como ejemplo tenemos la amplia gama de azules que existen. El azul de Prusia se caracteriza por tonos negruzcos y oscuros, pero también se le conoce como azul de París, que se obtuvo en el siglo XVIII y está considerado como uno de los pigmentos tonales que componen la denominada “sombra de Tiziano”. Está el azul de Sèvres, un azul oscuro moderado correspondiente al esmalte aplicado a diversas porcelanas elaboradas en las fábricas de Sèvres hacia 1755. En el “Diccionario AKal del Color” hay 525 entradas para designar solo las distintas denominaciones y composiciones que pueden tener un azul (todo el libro tiene 1050 páginas dedicadas al color). 


LOS COLORES ALREDEDOR DEL MUNDO

El filólogo y catedrático de la Universidad Rovira i Virgili de Cataluña, el doctor Xavier Rull, y la estudiante de filología hispánica Hajar El Housaini, se preguntan en su más reciente libro: “¿Por qué los colores se llaman a sí mismos como se llaman?”. Realizan un análisis lingüístico sobre el origen de los nombres de los colores en diferentes culturas como marroquí, alemán, inglés, ruso, griego, árabe, turco, húngaro, japonés, portugués, español, catalán.


Yendo más allá, podemos preguntarnos: ¿y por qué de un color se llama de una manera y no de otra? El nombre del color naranja es evidente de donde viene: la fruta que tiene este color. Pero en casos como azul, amarillo o rojo ya no es tan claro ... ¿Cuál debe ser el origen de estas palabras? Aún más: como es que en castellano de América del rojo también se dice colorado? Acaso todos los astros colores no son coloreados? ¿Por qué un color en concreto tiene el honor de recibir el nombre de colorado y los astros no son llamados con formas semejantes? (Por ejemplo, para que el amarillo no se llama brillante, también?). ¿Qué tiene el rojo que lo hace más preeminente (al menos a los ojos de los castellanohablantes)? (HOUSAINI e RULL, 2020, pg. 14, traducido del catalán por la autora de este artículo)


En todos los ámbitos de la vida humana, los colores adquieren significados peculiares. Eulalio Ferrer investiga el significado simbólico de los colores en las religiones, en la literatura, en la poesía, en la pintura, en la música, en la política, en la moda, en la publicidad y en varias otras extensiones como el zodíaco, las supersticiones, la psicología, la medicina, la cromoterapia, higiene y salud, perfumería, entre otros.


 
Los colores alrededor del mundo adquieren distintos significados. (Fuente: pixabay)


Finalmente, los colores son un mundo paralelo dentro del cual también transitamos y estamos influenciados por él en todo momento, consciente o inconscientemente. Por tanto, adquirir continuamente más conocimiento sobre el significado de los colores es algo que nos permite interactuar mejor con el mundo que nos rodea, y es imperativo para los profesionales que se ocupan directamente de este elemento, como arquitectos, interioristas, publicistas, entre otros.

No debemos privarnos de la presencia de colores en ambientes interiores donde pasamos muchas horas al día (alrededor del 80% de nuestro tiempo, según la OMS). Y cuando me refiero a los colores, hablo desde la perspectiva de la física que dice que el color es “radiación electromagnética de longitud de onda específica” emitida por la luz solar o luz artificial de calidad y captada por los receptores ópticos del ojo, y que se percibe como color cuando afecta a la materia. Estos son el azul, rojo, amarillo, naranja, verde, violeta y su terciario, dentro del grupo de colores-pigmento, y todas sus variaciones tonales (celeste, azul oscuro, etc.). Los otros colores conocidos como blanco, negro, gris y marrón no aparecen en el círculo cromático básico de los colores-pigmento dentro del concepto de física porque no tienen una radiación electromagnética de longitud de onda específica, pero aún así tienen una importancia simbólica significativa para el ser humano.


  
La presencia del color verde cambia la percepción espacial. (Fuente: libro Fundamentos de estética en diseño de interiores, de Maria Pilar Arantes)

Los ambientes completamente blancos, grises y negros pueden evocar sentimientos oscuros, tristeza y apatía a lo largo del tiempo de exposición sin que el habitantes de aquel espacio pueda darse cuenta de que provienen de allí tales sentimientos. Los ambientes totalmente beige pueden generar monotonía visual. Estos colores se consideran “neutros” precisamente por la imparcialidad, la indiferencia o simplemente la falta de estimulación cerebral. Hay que tener cuidado con el exceso y la falta de colores del círculo cromático. Y para ello es fundamental conocer qué tipo de sensación psicológica pueden provocar los colores dentro de nuestra cultura.


EL MIEDO A USAR LOS COLORES

Dependiendo de algunos factores, es posible que tengamos miedo de usar los colores que componen el círculo de colores básico. Este miedo aumenta en proporción al área cubierta y al nivel de exposición social que tendrá la persona en la comunidad de la que forma parte. Es decir, en la decoración de interiores donde hay paredes, techos y suelos que son grandes extensiones, el miedo a utilizar colores en estas superficies es mayor tanto por el nivel de exposición al que se ve sometida la persona a ese estímulo específico, como por la presión que la moda y los convencionalismos ejercen sobre el individuo que, por temor al juicio de los demás, prefiere ubicarse, literalmente, en el punto neutro (en colores neutros).

Para resolver el conflicto entre “lo que me gusta y quiero” y “lo que la moda y los demás me dicen” basta con utilizar el concepto más fundamental sobre el nivel de influencia que un color puede tener en el usuario de un entorno: cuanta más cantidad, mayor influencia .

En mi libro “Fundamentos de la estética en diseño de interiores” explico que cuando clasificamos los componentes de la decoración en superficies grandes, medianas o pequeñas, también indicamos el grado de influencia que tienen las áreas coloreadas en los usuarios del entorno. Es decir, grandes superficies revestidas del mismo color, gran influencia de este en la persona. El término "influencia" también puede reemplazarse por "impacto" (tanto visual como psicológico). Por ejemplo, una pared tiene mucho más impacto visual que un solo cojín.

Basta pensar en estos dos aspectos, la superficie revestida y la tonalidad, que ya tenemos dos de los conocimientos más básicos para no dejar nunca de llevar colores a los ambientes internos. De esta forma se pueden respetar los gustos y vivencias personales, sin privar a la persona del poder comunicativo que tienen los colores. Negar colores a la experiencia visual es crear un ambiente opuesto al natural para el ser humano.

Eulalio Ferrer comenta:


Física y anímicamente, el ser humano se ve afectado e influenciado por los colores que lo rodean a la hora de articular sus referentes convencionales. Por eso, desde los mitos y leyendas primitivas hasta las teorías modernas de la conducta humana, se ha intentado explicar el significado de los colores. (...)
El clima de colores es tan humano como el aire que respiramos, ya sea en la pantalla del televisor, en la discoteca, en el sanatorio, en la ropa, en el arte, en la ciencia, en la plaza pública ... El latido, el ritmo de los colores pueden ser similares al latido del corazón, cuya sangre tiene el color de la vida, prolongada en los encantos visuales y perpetuos de la naturaleza. Hay colores ligados a la adrenalina y otros a la conciliación y al sueño. (FERRER, 1999)


Los colores están presentes en los más bellos poemas de amor, rebeldía, contemplación. Para terminar con el mismo clima nostálgico al que nos llevan los colores, les comparto una poesía de Rubén Darío, poeta, periodista y diplomático nicaragüense (1867-1916) en la que el uso del color como metáfora y medio expresivo se distribuye deliciosamente en cada uno de los versos.



Ponte el traje azul, que más

conviene a tu rubio encanto.

Luego, Mía, te pondrás

otro, color de amaranto,

y el que rima con tus ojos,

y aquel de reflejos rojos,

que a tu blancor sienta tanto.

En el obscuro cabello

pon las perlas que conquistas;

en el columbino cuello

pon el collar de amatistas,

y ajorcas en los tobillos

de topacios amarillos

y esmeraldas nunca vistas.

 

 

Bibliografía:

ARANTES, Maria Pilar. Fundamentos de la estética en diseño de interiores. Tarragona: MSPublishers, 2020.
FERRER, Eulalio. Los lenguajes del color. México: Instituto Nacional de Bellas Artes, 1999.
RULL, Xavier; El Housaini, Hajar. Per què dels colors en diem como en diem? El món cromàtic des d’una òptica lingüística. Tarragona: MMV Edicions; Universitat Rovira i Virgili, 2020.
SANZ, Juan Carlos; Gallego, Rosa. Diccionario Akal del color. Madrid: Ediciones Akal, 2001.




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