domingo, 25 de marzo de 2018

Este artículo fue presentado primero en la forma de una entrevista para el programa cultural "Espai Patrimonium", de Radio Constantí. Puedes oir a toda la entrevista, que está muy dinámica con la conducción del programa por su director Ferran Marín Ramos, accendo al enlace abajo. Y a seguir, el texto adaptado para el blog, con fotos. Buena lectura y audición!

http://www.constantiradio.cat/programes/20180214_patrimoni.mp3

Ojalá después de leer ese pequeño artículo, tú puedas mirar para los muebles de tu casa y reflexionar a respeto a lo que ellos te cuentan sobre tus hábitos familiares, sobre lo que es importante en tu vida, sobre tus momentos de ocio, de descanso y de socialización.
A lo largo de los siglos, los muebles, así como la arquitectura, han sido creados bajo un estilo, una línea estética, y reflejan el gusto de la sociedad de cada período, pero también revelan las costumbres, las tecnologías y los materiales disponibles en su época.
Así como la arquitectura, los muebles considerados "de estilo" (y ese "de estilo" va entre comillas, porque se refiere a los estilos históricos) siguen fórmulas, proporciones, repiten ciertos elementos decorativos e adoptan con más frecuencia a ciertos colores y patrones. En fin, los muebles nos cuentan la historia de su época, y, creo yo, con un nivel de intimidad más cercano que la arquitectura, pues el edificio está expuesto a toda la gente y la calle y por eso adquiere una formalidad necesaria, mientras el mueble de una vivienda, por ejemplo, se recoge a la intimidad del hogar, a la escala familiar, y así puede liberarse del rigor de la mirada ajena.
La arquitectura está sujeta a las reglas urbanísticas y de seguridad, mientras el mueble está sujeto a los hábitos y necesidades familiares, a las reglas de convivencia y a los aspectos ergonómicos.
¡Qué gran patrimonio para el hombre es saber cómo la gente vivía en la intimidad de su hogar hace 100, 500, 1.000 o 2.500 años atrás! Los muebles nos cuentan la historia de la intimidad. Así, también considero que son un testimonio de la vida de nuestros parientes, desde los más cercanos hasta los más lejanos.
La mayoría de nosotros tiene recuerdos de cómo eran los interiores de la casa de nuestros abuelos, de cómo eran amueblados. Así, el mueble se convierte en patrimonio de la familia, y cuenta una historia personal.
La arquitectura habla con el pueblo, mientras el mueble habla con el individuo en la intimidad.
Tengo una tía que tuvo 12 hijos. Frecuenté mucho a su casa, que era amueblada sólo con el esencial, pues ella quería espacio para la libertad de los niños. Lo que más me encantaba era la mesa del comedor: un círculo gigante con 2,5 m de diámetro con otro círculo central giratorio donde se ponía la comida. Con ese diseño, todos podían tomar un sitio y comer juntos confortablemente.
¡Mira cuánto de los hábitos de esa familia nos cuentan sus muebles! Eso es un precioso patrimonio personal. Si el patrimonio en general tiene como uno de sus objetivos dejar la huella de un tiempo a las generaciones futuras, aquella gran mesa de la casa de mi tía dejó una marca profunda en mí y en mis primos sobre la importancia de tenerse un momento juntos a lo largo del día. 
Una curiosidad: la mesa fue construida con madera que se había quedado de las obras de la casa.
La mesa tenía 2,5 m de diámetro y recibía a 14 personas: 12 hijos y a los padres. (la mesa de la imagen es ilustrativa)
Los muebles de las viviendas constituyen un valioso patrimonio en la escala personal y familiar, y muchas veces se convierten en patrimonio de toda una nación y hasta del mundo!
Por su escala diminuta en comparación con la arquitectura, a veces no se percibe su importancia. Todavía, cuando tenemos el caso de un arquitecto que haya proyectado una casa o un edificio que después se convirtió en patrimonio, y que para aquella obra también haya dibujado sus muebles con el mismo concepto, la misma línea estética, los mismos deseos y pensamientos que guiaron el proyecto arquitectónico, ¿porque no habrían eses muebles de convertirse igualmente en patrimonio? Pensando en eso, cuando un edificio es declarado Patrimonio, todo lo que está en su interior normalmente también lo es.
Casa Batló - fachada y puerta interior - Gaudí, Barcelona.
Tomemos como ejemplo a Gaudí. Él tuvo la suerte de proyectar para familias ricas que pudieron, además de encargarle el proyecto del edificio, también obtener los muebles pensados por aquella misma cabeza genial. Y para mí es imposible separar la arquitectura del edificio del diseño de los muebles que Gaudí proyectó. Si alguien ha visitado por dentro a la Casa Batló, en Barcelona, habrá percibido como los muebles diseñados por Gaudí se armonizan con la casa y crean una unidad visual muy consoladora y amigable, mientras los otros muebles comprados en tiendas por sus antiguos habitantes se alejan emocionalmente del espíritu de aquella gran creación de Gaudí. Yo puedo imaginar algunos pensamientos de Gaudí mientras proyectaba, y no concibo la idea de una arquitectura exenta de la creación de muebles y detalles que estuvieran pulsando en el mismo espíritu. En el caso del lenguaje que Gaudí desarrolló, cada curva, cada movimiento creado en el techo, en las paredes, en los marcos de las puertas y ventanas deberían estar acompañado de muebles que bailasen en el aquel mismo ritmo tan adorable.  
Hasta antes de la primera mitad del siglo XIX, todo el mobiliario estaba diseñado con las mismas bases estéticas del edificio. Después de aquel periodo, con la gran variedad de experiencias estéticas ya vividas, pasó a existir una mezcla cada vez mayor de estilos utilizados conjuntamente en los interiores, y eso pasó a ser aceptable, y actualmente es casi que imperante en la mayoría de los hogares.
Los vestidos con hasta 2,5 m de diámetro en el período del Rococó.
A través de la observación de la evolución de los muebles a lo largo del los siglos, percibimos, no solamente la maravillosa conexión que hay entre ellos y la arquitectura, si no incluso con la moda. A partir del final de la Edad Media, los vestidos de las mujeres empezaron a quedarse cada vez más voluminosos, hasta el punto que en la época del Barroco y Rococó podían alcanzar la increíble dimensión de 2,5 m de diámetro. ¡Pues fíjate en cómo deberían ser las sillas, sofás y sillones para que ellas se sentasen! O eran enormes, o eran simplemente bancos muy largos y estrechos. Y cuchichear cerca del oído de la amiga era imposible, una vez que estarían 2,5 m lejanas una de la otra. 
Los muebles diseñados solamente para que uno se reclinara un poco para descansar, tal cual el mueble reconocido como recamier, mostraba que habían muchos momentos de ocio. El recamier tiene dos brazos, pero no tiene respaldo, y es largo como un sofá de 3 plazas. Incluso, el ejemplo del mueble recamier, nos muestra también la conexión de la historia del mueble con la historia del arte. Ganó este nombre debido a un cuadro pintado por el pintor francés Jacques-Louis David, en 1800, periodo del Neoclasicismo, en el cual figura una jóven mujer llamada Juliette Récamier, esposa de un banquero, y considerada una de más notables y bellas mujeres de su época, conocida principalmente por haber sido exilada por Napoleón Bonaparte por haberse recusado a ser dama de honor de su mujer Josefina. Cuando se investiga sobre el mueble, se descubre la historia de una fuerte mujer que hace 200 años ya tenía sus valores personales muy bien definidos, y no se intimidaba por el poder.  El cuadro está en el Museo del Louvre, en Paris. 
La pintura de Jacques-Louis David, y el mueble recamier que fue siendo modificado a lo largo de los años.
Los muebles también testifican sobre lo que abunda y sobre lo que falta. Vete a visitar un monasterio en dónde se conservan los muebles de las celdas del claustro. ¿No atestiguan eses muebles  de que el monje tenía una vida sencilla a lo que se refería a sus posesiones?,¿ que tenía el mínimo necesario, y a veces no tenía nada? Un buen ejemplo es el Monasterio de Escala Dei.
En otro extremo, vete a visitar un palacio y encontrarás lujo y abundancia. Vas a ver, además de toda la preocupación estética, un deseo profundo de demostrar poder y dominación. En el palacio también verás espacios vacíos, pero con un objetivo diferente de lo que se encuentra en una casa sencilla del campo en dónde los espacios amplios tenían por objetivo reunir la familia para un domingo de celebración. En el palacio los espacios vacios eran necesarios tanto para la percepción de la abundancia, cuanto para reunir invitados en fiestas formales para debatir la política o para realizar bailes. En la ciudad de Reus tenemos el notable palacio urbano, de la familia Bofarull, construido en el siglo XVIII, cuya una de sus atracciones es su salón principal con la espectacular pintura en el techo.
El gran salón del Palacio Bofarull, en la ciudad de Reus, Cataluña.
De todos modos, el mueble habla, como hablan las piedras de una construcción.  Habla de la vida de quien lo posee.
Tengo otra historia que envuelve muebles, y esa con un valor espiritual muy grande para mí. En 2017 hice un viaje a la ciudad dónde mi padre se graduó en ingeniería, en la provincia donde yo nací. La ciudad es famosa, su arquitectura y urbanismo son prácticamente los mismos del tiempo en que Brasil era una colonia de Portugal, y se llama Ouro Preto (traduciendo sería Oro Negro). Era un viaje en el cual yo querría estar más cercana de mi padre, pues él había fallecido hacía 2 años. Y fue en esta ciudad en dónde él tuvo momentos decisivos en su vida como joven y futuro profesional. Él me había hablado mucho de esa ciudad, y yo fui a conocerla con las ganas de sentir a mi padre un poco más cerca de mi otra vez.
Pues como arquitecta y persona muy curiosa, siempre mirando a los detalles a mi alrededor, pasaba caminando un día por una de sus calles que tienen la acera muy, muy estrecha, y las construcciones de fachadas coloniales adosadas que crean un paisaje urbano maravilloso, cuando pasé por delante de una de ellas que, así como de costumbre en la ciudad, estaba con su puerta abierta, a través de la cual vi un hermoso banco de madera que luego reconocí como siendo de algún estilo colonial. Me detuve por 2 segundos mirándolo. Ocurre que al lado de la puerta, estaba parada en pie conversando con un hombre, una anciana, la cual descubrí en seguida que se trataba de la dueña de la casa! Y ella me dijo: - ¡Hola!, si te ha gustado el mueble, puedes entrar para mirarlo, pues tengo otros dentro del salón. - Muchas gracias, me encantaría porque soy arquitecta y me encantan los muebles antiguos.
Entré en su casa, guiada por la amable anciana que me enseñaba otros encantadores muebles. Hasta que en cierto momento ella me miró, y me preguntó mi nombre y apellido. Cuando le dije mi apellido Arantes, su semblante cambió. Y me dijo: - Mi marido tuvo un gran amigo en la universidad que tenía por apellido Arantes. - Pues mi padre se llamaba Thomaz de Aquino Arantes. 
Sus ojos se llenaron de agua y me dijo: -¡Pues tu padre es el gran amigo de mi marido, frecuentaba mi casa, conocía a toda mi familia e nosotros hemos pasado momentos maravillosos! 
Así se quedó por más de una hora y media contándome historias muy divertidas de las travesuras de mi joven padre. ¡Qué indescriptibles momentos! Atraída por un mueble, encontré, en el medio de una ciudad de más de 70.000 habitantes, una de las personas más importantes en la vida de mi padre cuando era estudiante. ¡Qué regalo me presentaba la vida para encerar mi viaje exactamente con el objetivo para el cual la propuse!
Las calles estrechas de la ciudad colonial de Ouro Preto, Minas Gerais, Brasil.
Ya sabéis por lo tanto que un simple mueble puede generar una buena investigación. Así, quiero proponerte un ejercicio: a lo largo de los próximos días, mire con más atención a los muebles de su casa, de la casa de algún pariente. Después, si el mueble es suyo, piensa sobre cuál es su función en aquel ambiente: porque usted lo ha comprado, para qué sirve, si cumple bien su función, si lo ves hermoso y si crees que combina, e por fin, si ese mueble tiene alguna historia por detrás. Si el mueble es de otro lugar que nos sea su casa, pregunta a su dueño sobre la historia de aquel mueble...Quizás descubrirás algo fascinante por detrás de su historia!


martes, 6 de marzo de 2018


Walmor Corrêa es un artista plástico brasileño, nascido en Florianópolis, capital del Estado de Santa Catarina, al Sur de Brasil. En esta publicación, comparto el trabajo que presenté para una asignatura del curso de Máster en Artes Visuales de la Universidade do Estado de Santa Catarina - UDESC, en enero de 2017.

Walmor Corrêa será una especie de científico loco? De lo que quiere hacernos creer que es posible crear vida a partir de la unión de partes de diferentes seres vivos, pero con una técnica moderna de impecable calidad visual, a diferencia del "monstruo" creado por el doctor Frankestein? ? ¿O será un detective rebelde y creativo, de aquel tipo que busca pistas que los medios formales (policía) no fueron capaces de identificar, porque estaban bajo las imposiciones del ojo adiestrado y cumplimiento de reglas que acaban por inhibir a los profesionales tradicionales? Parece que Walmor Corrêa es los dos: científico loco y detective rebelde, unificados en la figura del artista que representa un mundo dudoso y fantasioso a través de creaciones que desafían nuestro sentido común; que investiga profundamente los detalles que muchos dejaron pasar desapercibidos y los materializa en la forma de un arte que parece delatar algo tan real y al mismo tiempo tan engañoso como la imaginación humana puede alcanzar.
¡Impulsado, inspirado, afectado por sus experiencias en la infancia, trae a la superficie en su madurez artística, la osadía de cuestionar el más alto poder institucional, que es la ciencia! Con la misma osadía, también, de cierta forma, se ríe del espectador, sin ser irrespetuoso, sino, vigilante, que pone en alerta a una población distraída y viciada en patrones, que escapa a los detalles y así se deja llevar por todo lo que ve y oye.
¿No será todo eso un acto de amor por parte del artista? No podía ser considerado un acto de amor la compasión que se manifiesta en una alerta para que nos volvamos menos negligentes y así no caigamos siempre en el "cuento del vicario" (el amor es un fármaco, y puede curar). También es correcto decir que es un acto de amor por parte del artista el hecho de que lleva su trabajo a un nivel tan profundo en investigación y luego en calidad de expresión, haciendo con que nuestra mente viaje lejos en las fantasías, y haciéndonos olvidar, aunque brevemente, a través de su poética, de que estamos presos al que determinan las ciencias (el amor es una desmesura). ¿No estará todo este trabajo envuelto en una gran manifestación de pasión por parte del artista, y que nos contagia, modificando nuestro humor, pudiendo hasta hacernos sentir tanto encantados como enojados y asustados (amor es una afección)?
En este artículo se presenta una breve reflexión sobre el archivo del artista Walmor Corrêa, tomando por ejemplo sus trabajos "Unheimlich, Imaginario Popular Brasileño" (2005), y "Electrocardiograma de la Sirena" (2015).
A través del concepto de "dispositivo" abordado por el filósofo Giorgio Agamben en su libro "Lo que es contemporáneo y otros ensayos", se puede percibir cómo el artista articula su archivo personal con su obra, creando mecanismos para cuestionar la ciencia y la propia capacidad de el juicio de las personas, al mismo tiempo que posibilita el florecimiento de discusiones importantes para la comprensión de la naturaleza del campo artístico contemporáneo.
A partir del momento en que el artista revive el pasado de la ciencia y lo trae a la superficie, mezclando investigaciones científicas e informaciones del folclore brasileño, hace revivir el imaginario popular, lleva al espectador a un alto grado imaginativo: imposible no "ver"  a vidas e historias pasadas como si estuvieran presentes en aquel momento, tal cual lo consiguió Adolfo Bioy Casares con su libro "La invención de Morel". Walmor Corrêa "acciona la máquina de Morel", la máquina del tiempo, que trae de vuelta la vida, por más absurda e imprecisa que ella parezca.
Reconstruir episodios del pasado, como si fueran del presente.
Lo que parece fraudulento e incoherente, está revestido de una lógica y veracidad contundentes.
El arte de Walmor Corrêa es un dispositivo poderoso para despertar en el espectador la sed por el conocimiento, agudizada por la curiosidad, por la memoria y incluso por un sentimiento mórbido al contemplar seres abiertos, disecados, expuestos.

EXTRANJAMENTE FAMILIAR

Unheimlich, un término de Freud para referirse a lo que nos causa extrañamiento pero parece familiar, conocido, es el tema de uno de los trabajos de Walmor Corrêa: "Unheimlich, Imaginario Popular Brasileño".
De sus vivencias personales en la infancia, principalmente cuando su padre hacía paseos con él por la mata, contando historias de bichos muy diferentes, mezclados, de cuerpos distintos, parece haber logrado traducir poéticamente a su trabajo, ya maduro y experimentado, toda la fascinación infantil que nos acompaña hasta la vida adulta. Al final, ¿quién no tiene curiosidad sobre las historias que nos contaban nuestros abuelos, padres o amigos, que involucra cosas improbables, pero al mismo tiempo plausibles, dado la cantidad de detalles y repetición por tantas personas?
Cachorro da Palmeira - imagen: www.walmorcorrea.com.br
Asociado a todo esto, o definitivamente impulsado por esas vivencias con el padre, Walmor Corrêa también se interesa mucho por biología cuando joven. La curiosidad ya estimulada, sumada a los nuevos conocimientos científicos del estudiante, dio alas a la creatividad del mancebo, que investigaba más allá de lo exigido por el profesor, y ya hacía dibujos que expresaban los límites de las fronteras entre lo real y lo imaginario. En sus dibujos, él ya jugaba de unir hombre y animal en nuevas estructuras.
Curupira - imagen: www.walmorcorrea.com.br
El muchacho creció, y entonces el hombre artista continúa su viaje por el imaginario, ahora con una conciencia y responsabilidad admirables, trayendo en sus trabajos cuestionamientos muy valerosos, porque indagan sobre el mayor de los orgullos humanos, que es la ciencia. Al mismo tiempo, divierte, encanta, pero también alerta al espectador de su trabajo, pues, con una precisión de orfebrería, representa cuerpos de seres del imaginario brasileño como en una clase de anatomía. Tal ilusión revestida de verdades científicas, se ríe de nuestra capacidad de reflexionar sobre lo que vemos y leemos, pero también nos desafía a repensar nuestra forma de creer y evaluar - él "lanza la pelota" para que el público decida.  Funciona como una alerta siempre bien venida en los tiempos actuales de tanta irresponsabilidad virtual, cuando se acepta cualquier cosa como verdad y, peor aún, se disemina la mentira rápida y fácilmente. También es un estímulo al espectador buscar conocer más profundamente sobre lo que le interesa, le despierta la atención, o interfiere en su vida.
Capelobo - imagen: www.walmorcorrea.com.br
Según el filósofo Giorgio Agamben, el dispositivo es una máquina de gobierno a la que los sujetos, libres, siempre están sujetos a un poder. Walmor Corrêa materializa en su trabajo por lo menos dos de los dispositivos accionados aún en su infancia: el incentivo del padre, y el incentivo de la escuela en las clases de biología.
Los cinco "Atlas de Anatomía" creados para este trabajo traen bajo la forma de libro, estudio de anatomía detallado, escrito a mano y con dibujos impecablemente minuciosos, los cuerpos abiertos y presentados con detalles de varias de sus partes, de seres que componen los objetos los escritos antiguos del Padre Anchieta en la época de la colonización de Brasil por Portugal, y que de alguna forma se perpetuaron también a través de la transmisión oral, y las cuales las personas relatan hasta los días actuales, muchas afirmando ya haber tenido algún tipo de contacto con seres imaginarios, como por ejemplo, una sirena.
Ondina - imagen: www.walmorcorrea.com.br
Los seres: Curupira, Ondina, Cachorra de la Palmera, Capelobo y el Ipupiara, son personajes híbridos, que poseen cuerpos mezclados de hombre y animal. De acuerdo con el artista, son seres que resistieron al tiempo, que permanecen en el imaginario de muchas personas y que están documentados en nuestros primeros registros.
El espectador del trabajo de Walmor Corrêa también está bajo el efecto de un poderoso dispositivo: la curiosidad (muchas veces mórbida). Es la sed por el misterio, por el desvendar de un mundo parcialmente desconocido pero relativamente familiar (Unheimlich), la curiosidad acerca del cuerpo y su funcionamiento, normalmente restringido a los libros o profesores y médicos, que acciona el gatillo que presta la atención del observador del trabajo. Tomando su atención, la probabilidad de que salga diferente de cuando entró es mucho mayor.
La obra de Walmor Corrêa funciona como una "Máquina de Morel", dando nuevo significado a datos históricos, como los escritos científicos de Von Ihering sobre la naturaleza brasileña de la época del Brasil Colonia. Su obra crea nuevos desafíos para repensar nuestro propio tiempo, y simultáneamente permite que la historia y sus encantos sobrevivan en el tiempo.
Ipupiara - imagen: www.walmorcorrea.com.br
DOCTOR WALMOR CORRÊA

Los más diversos materiales y técnicas pueden ser la base del trabajo de Walmor Corrêa: dibujo, pintura, ramas, huesos, madera, pegamento de dentista para unir huesos, taxidermia, entre otros. Con todas las técnicas desempeñadas con extrema habilidad, es el conjunto dibujo/escultura + palabra/descripción que más "convence al espectador. No es que su intención sea convencer a alguien de algo, sino llevar al espectador a reflexionar sobre lo que ve y lee, la conclusión es responsabilidad de cada uno.
Laudos del eletrocardiograma de una sirena - foto: Maria Pilar Arantes.
Sumado a esta provocación que hace con el espectador, Walmor Corrêa también se mueve con el mito de la superioridad de la ciencia. Cuando encuentra las brechas, fallas, ambigüedades, contradicciones en la ciencia, el artista las transforma en arte. Busca temas específicos, se sumerge en una intensa investigación a través de libros especializados, registros históricos, e incluso consulta profesionales del área especializada de la medicina, de acuerdo con el tema que va a abordar.
Abastecido de conocimientos científicos, usando de gran habilidad para representar plásticamente la idea, y aplicándole una poética muy peculiar, el artista inquieta la percepción del espectador, creando, detallando, y explicando la obra con términos científicos existentes y otros tantos inventados. Se mezcla la fantasía y la realidad, el improbable con el plausible, el humor con lo que es serio, todo envuelto en verdad científica.  
En su trabajo "Electrocardiograma de la Sirena", Walmor Corrêa presenta un Atlas de Anatomía de una sirena, con su cuerpo abierto y con detalles de su anatomía, y añade el resultado de un supuesto examen médico de electrocardiograma, conteniendo el papel con el gráfico del mismo, (y también con su número de registro "profesional" en el CREMESP - Consejo Regional de Medicina de São Paulo), y el toque más artístico que es la ampliación, en neón, del gráfico del examen . Al observar la riqueza de detalles, e incluso un laudo médico firmado y sellado con número de un registro médico, ¿cómo no creer en lo que nuestros ojos están viendo? ¿Cómo no creer, aunque sea temporalmente?
Para alcanzar este nivel de calidad y de realismo, el artista se sumerge en una intensa investigación, incluso haciendo entrevistas con médicos especializados en el asunto que está investigando - al principio pagaba consultas para esto, y actualmente cuenta con una red de colaboradores médicos y amigos que se divierten tanto como Walmor Corrêa con cada obra suya.
Ondina - imagen: www.walmorcorrea.com.br
¿No estará también, el trabajo de Walmor Corrêa siendo un dispositivo para que médicos también reflexionen acerca de sus propios procedimientos? ¿Cuál es el límite de la influencia que una obra de arte puede causar? Un buen trabajo tiene muchos desdoblamientos. Cada detalle se convierte en un dispositivo para otros desdoblamientos.
Al abordar un tema folclórico como la existencia de sirenas, Walmor Corrêa desencadena otro dispositivo que es el de la memoria. Él perpetúa un cuento que ya formó parte del imaginario popular, y tal vez estuvo temporalmente dormido. Como una "Máquina de Morel", hace revivir seres que, a su vez, traen a la memoria del espectador recuerdos diversos, sea de su tiempo de escuela, de conversaciones con amigos antiguos y familiares, sea de momentos en que el observador estuvo en contacto con el más enriquecedor mundo de la imaginación. Él hace vivir el encantamiento, el deslumbramiento, la fantasía que es tan necesaria para una existencia más agradable, o simplemente más soportable.
Eletrocardiograma de una sirena - imagen: Maria Pilar Arantes.
CONCLUSIÓN

El trabajo de Walmor Corrêa consiste en un valioso mecanismo para cuestionar conceptos preestablecidos como verdaderos o ciegamente confiables de la ciencia.
Al detectar los engaños descritos por los antiguos científicos e investigadores acerca de la fauna, flora y seres misteriosos, y traducirlos poéticamente, el artista problematiza la cuestión de la confiabilidad de la ciencia, delegando también gran responsabilidad al espectador de la obra, que deberá decidir si confirma o no como verídicas las imágenes e informaciones escritas y allí expuestas. El artista utiliza la escritura manual, y los dibujos a mano libre a los moldes de los hechos en los antiguos documentos científicos, utilizando aún los recursos (dispositivos) que aumentan la percepción de veracidad.
La obra trae los límites existentes entre ciencia y ficción. Los engaños de la ciencia son traídos poéticamente a la luz, abriendo valioso camino sobre el conocimiento científico a través del arte. En el caso de Walmor Corrêa, atrayendo de forma muy especial a todo tipo de público, porque trabaja con el imaginario humano de una forma muy placentera, desdén, indagación, poética, ciencia, humor y ficción.
Walmor Corrêa escoge, entre las investigaciones científicas antiguas, aquellas con las descripciones más incoherentes y exóticas, que posibilitan las interpretaciones más fantasiosas. A pesar de ello, busca, en los dibujos, ser absolutamente fiel a lo que los textos pregonan.
Traer a la vida fábulas y misterios, de aquellos contados por los antiguos, y que ya rindieron muchos libros de ficción para niños, así como películas y series televisivas, trae al adulto la posibilidad de encontrarse de nuevo con su niño interior, y al niño despierta la curiosidad y el deslumbramiento.
Donde quiera que la dimensión cognitiva y de la indagación del arte nos lleve, el camino recorrido es rico, provocativo, despierta el deseo del conocimiento del mundo a través del arte.
Ipupiara con detalles - imágenes: www.walmorcorrea.com.br
REFERENCIAS

AGAMBEN, Giorgio. O que é contemporâneo e outros ensaios. Chapecó: Argos, 2010.
CASARES, Adolfo Bioy. A invenção de Morel. São Paulo: Cosac Naify, 2006.
CORRÊA, Valmor. Arte Catarinense Contemporânea IV. Revista CREMESC. Disponível em: http://arquivos.cremesc.org.br/publicacao/Revista_109_2009/revista_109.pdf  
CORRÊA, Walmor. Nem perfeita, nem recusável: simplesmente falha. A ciência a partir dos questionamentos da arte. Revista de Moda, Cultura e Arte - São Paulo - V. 3 No. 1. Ago 2010. Entrevista. Disponível em: http://www1.sp.senac.br/hotsites/blogs/revistaiara/wp-content/uploads/2015/01/13_IARA_vol3_n1_Entrevista.pdf 





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