domingo, 29 de julio de 2018

Si podemos elevar tanto personas como "cosas" al nivel de reyes y reinas debido a su importancia, influencia, nobleza, estilo, calidad, y más un montón de adjetivos deseables, se puede decir que, en la categoría de los tejidos, el terciopelo es realmente el Rey.
El terciopelo es un tejido que ha estado, está, y estará presente en la moda y en la decoración de interiores, siempre. En algunas épocas es más usado, después, como todo ciclo de moda, queda en la sombra por un tiempo, ¡pero siempre reaparece! Y no es por menos; el terciopelo es un tejido muy especial, tanto en relación a su técnica de confección, en cuanto a su apariencia y textura.
El terciopelo es una trama bien cerrada de hilos urdidos de forma densa sobre una base, que hace que su reverso quede liso, y el lado de uso tenga las felpas, aquellos pelitos, que están fijados en la urdimbre, y recordando una mini alfombra de textura suave y agradable al tacto. Su confección es un proceso que exigía extrema habilidad del artesano, antes del advenimiento de la máquina textil.

El terciopelo tiene historia, y rinde historias ...

Imágenes 1 y 2: El terciopelo en el cine (Romeo y Julieta) y en la historia (Luis XIV).
El terciopelo surgió en la India en la Edad Media (siglo XI, aproximadamente), pasó a ser producido en Italia en el siglo XII (Venecia, Génova, Luca, Florencia). El terciopelo de Génova podría tener dos alturas de las felpas quedando alto y muy suave, muy durable; por lo que el terciopelo italiano se hizo tan famoso hasta los días de hoy. A partir del siglo XVII Francia también pasa a producir terciopelo, que es un material que se enmarca perfectamente a todo lujo y profusión del Barroco, cuando se presenta en motivos muy decorados, con medallones y relieves. A mediados del siglo XIX los terciopelos fueron bastante utilizados en cortinas, cubiertas de mesas, tapizados, y tornaban los ambientes aún más austeros y elegantes.
Debido a su apariencia y técnica sofisticada, siempre fue un artículo de lujo de las familias pertenecientes a las clases acomodadas, que, junto con la ostentación de joyas y la exageración de los medallones usados por los señores, exhibían también a través de las ropas y de los revestimientos de las viviendas la riqueza de las viviendas de los sedas y brocados.
En el cine, puede elegir entre los clásicos "Romeo y Julieta" o "Hermano Sol, hermana Luna", ambos del director Franco Zeffirelli ambientados para la Edad Media, o buscar películas sobre la " vida de cualquier noble francés como Luis XIV, el "Rey Sol". Es un tejido inconfundible, por lo tanto al ver la película con más atención se podrá identificar en la ropa de los nobles el valioso producto, muchas veces acompañado de bordados, otras en voluminosos mantos reales, vestidos de fiesta, tapicería de sofas, cortinas pendientes de los baldas de las camas reales, y una docena de usos elegantes.

Imagen 3: Terciopelo en relieve.
La moda y la decoración de interiores

La historia de amor entre moda y decoración existe desde los remotos tiempos en que ambas áreas dieron el aire de su gracia como objetos de estilo. En general, la moda, como área más veloz en presentar cambios, acaba influenciando bastante el uso de los tejidos y estampas en la decoración de interiores.
Mirando ya a la modernidad, el terciopelo ocupó pasarelas en diferentes épocas. El escritor Marco Sabino, en su libro "Diccionario de moda", habla de la tela utilizada en el siglo XX.
Cotelê, estampado, liso mojado, de seda o de algodón, el terciopelo siempre fue muy apreciado en la moda contemporánea, principalmente en las décadas de 1960 y 1970, cuando pantalones, chalecos y otras piezas confeccionadas con el tejido eran elementos obligatorios en los guardarropa de hombres y mujeres.
Los pantalones de la marca Lee de terciopelo para las mujeres, los pantalones franceses de Newman de terciopelo liso, terciopelo de la marca Velnac vendidos en metro para la confección de pantalones y blazers en los sastres son algunos ejemplos de la importante presencia del tejido en el siglo XX.
En los años 80 y 90, su consumo de moda disminuyó considerablemente, pero, a principios del siglo XXI, reapareció en colecciones de estilistas renombrados como Tom Ford (1961-), que presentó innumerables chaquetas en terciopelo vino y negro para la italiana Gucci.
El terciopelo sigue siendo utilizado en la fabricación de cintas, pantuflas, bolsas de sombreros y también se utiliza para revestimiento en la decoración . (SABINO, 2007)
Imágenes 4 y 5: Tom Ford en su americana de terciopelo vino; y colección por Roland Mouret, invierno 2017/2018.
El terciopelo reaparece en la decoración de interiores moderna y contemporánea

En los años 1960 y 1970, el terciopelo estuvo en gran alza en la moda y en la decoración de interiores. En la decoración, aparecía en las versiones lisa o cotelê (acanaladurado, con estrías de varios anchos en relieve), en colores más sobrios (verde musgo, marrón, negro, vino). Con la entrada de los años 1990, cuando la decoración comenzó a recorrer caminos estéticos buscando una mayor ligereza visual, hasta el extremo, el minimalismo, el terciopelo se quedó en la sombra. Temporalmente ...
El estilo Vintage que entró en boga a mediados de la primera década del siglo XXI rescató aquello que justifica su nombre: el mejor de la cosecha de los años iniciales del siglo XX. Y así, el terciopelo volvió a la escena. Pero ha vuelto lleno de tecnología incorporada, presente tanto en las fibras que lo componen, como en la mezcla con otras tramas, creando telas increíbles, que atienden a todas las necesidades estéticas.
Hoy se mezcla terciopelo con jacquard, con seda, con lino. Se encuentran tejidos de terciopelo con estampas variadas, desde las clásicas como los medallones, hasta las modernas geométricas, y también étnicas que imitan pieles de animales, temáticas que retratan escenas completas. Esta mezcla es la señal de los tiempos de la democracia estética que vivimos: el eclecticismo.
Además de las estampas, los más diversos efectos en la textura, como envejecimiento, degradan con otros colores o tonos, superposición de estampas que crean profundidad, efecto mojado, alto brillo, mate, etc.
Imágenes 6 y 7: En sofas y sillones...siempre elegante.
Imagen 8: Un espectáculo de texturas en terciopelo. La textura hace con que se perciba el tono diferente.
La moda trae de nuevo el terciopelo en alta en la decoración de interiores. Pero mucho más que una influencia directa dada por la moda, el terciopelo ya hacía falta en el escenario de la decoración, como elemento que puede traer sofisticación a un nivel bastante acentuado. El terciopelo es un tejido muy sofisticado.

El terciopelo vuelve en la decoración de interiores contemporánea

¿Cómo se presenta la decoración de interiores contemporánea?
Si miramos la gran variedad de revistas de decoración, veremos que hoy hay una variedad estética muy grande. Parece que caminamos libremente en una misma dirección, pero la mayoría de las veces somos conducidos por los intereses de la industria y nos acostumbramos a lo que se presenta para nosotros, y todo eso es validado por nombres famosos que se destacan en el escenario nacional e internacional.
Esta variedad, que podríamos llamar "eclecticismo" que mezcla todo lo que ya se ha producido, parece una válvula de escape que nos garantiza un poco más de exclusividad, de personalidad, de independencia.
La decoración de interiores contemporánea es simplemente ecléctica. Tiene de todo. Desde el puro clásico tradicional, al minimalismo, hasta la mezcla de todos los estilos ya mapeados, organizados y destacados de la forma que mejor parece para el usuario del espacio físico.

Imágens 9 y 10: La decoración contemporánea con terciopelo: ecléctica!
El terciopelo vuelve a la escena de la decoración de interiores después de un largo período de mayor ligereza visual. En los años 1990 se experimentó un grado acentuado de neutralidad, con exceso de beige, superficies lisas, poquísimos contrastes. A continuación, cansados de mucha neutralidad, un revival vintage invadió las cabezas, y pasamos a reproducir en las fábricas de muebles, en las estampas y en los colores, la alegría y jovialidad de los 60 primeros años del siglo XX. Al mismo tiempo, sin olvidarse del tradicional elemento clásico, se trajo a la vida el estilo provenzal: muebles de diseño clásico con acabados simples y sin el exceso de la tradición clásica, con la preferencia muebles pintados todos de blanco. Vuelve el deseo por el neutro, después de experiencias vintage casi psicodélicas. Sin embargo, se siente falta de un "contrapeso". El terciopelo cae bien. Trae el peso y la sofisticación necesarios para llenar este momento en que se busca un equilibrio mayor entre neutralidad y personalización, entre la modernidad y la tradición clásica.
Y hago una apuesta: el terciopelo se quedará en la decoración por más unos 3 o 4 años, reinventándose. Caerá en las sombras más un tiempo...¡y volverá renacido, renovado, sorprendente!


Fuentes de las imágenes:
Imágenes 1 y 2: Dicionário da Moda. Marco Sabino.
Imágenes 3, 6, 7, 8, 9 y 10:  https://casavogue.globo.com/
Imágenes 4 y 5: https://vogue.com

Bibliografía:
SABINO, Marco. Dicionário da Moda. Rio de Janeiro: Elsevier, 2007.
MOUTINHO, Stella Rodrigo Octavio. Dicionário de artes decorativas e decoração de interiores. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1999.
DONDIS, Donis. Sintaxe da linguagem visual. São Paulo: Martins Fontes, 1991.


viernes, 22 de junio de 2018


Me gustaría compartir una historia que me encanta, así como ha encantado toda la sociedad europea en los siglos XVI y XVII principalmente. Es la clase de historia que revela cuánto el hombre es propenso a creer en aquello que aún no conoce cuando es relatado por alguien fiable o que tenga una buena retórica, a tal punto que se convierta en una verdad. Pero la historia de hoy también revela la sed del hombre por el conocimiento, que es lo que ha hecho posible el desarrollo de la humanidad hasta al punto en el que hoy vemos y vivimos, y que no se detiene. 
Se trata de los "gabinetes de curiosidades", o también llamados "cuartos de maravillas".

Esta historia comienza a tener importancia y adquiere las características de lo que voy a contar, en el siglo XVI, época del Renacimiento, de la valoración máxima del conocimiento y del hombre tal como no se experimentaba desde la antigüedad clásica. Época de las grandes navegaciones ultramarinas, del descubrimiento de las indias y de los viajes envueltos en historias aterradoras. Recordemos de que hasta que Colón llegase realmente a las Indias, aún se concebía la idea de que la Tierra era llana (a pesar de que antes de Cristo los griegos ya habían concebido la idea que la Tierra era esférica). Continúa a través el siglo XVII época del Barroco, de la extravagancia, del exceso, de la pasión, de la lucha entre dogmas de fe. 

En estos dos siglos, principalmente, se rescató la moda del coleccionismo nacida un siglo antes. Pero en aquel momento, la clase de objetos coleccionados era muy diferente de lo que se hacía antes, y ahora interesaba también a una nueva clase de hombres, los eruditos, que buscaban sus objetos deseados en lugares no convencionales, como por ejemplo, el mercado de pescado. Un siglo antes aún sería una maldición para los coleccionistas buscar objetos en lugares como este, pues hasta principios del siglo XVI coleccionar era privilegio de príncipes, cuyos intereses se concentraban en objetos al mismo tiempo bonitos y preciosos, que aumentaban su fortuna y su poder.

Ejemplos de objetos de interés de los gabinetes de curiosidades
Esos objetos de nuevo interés eran traídos para la venta a coleccionistas nobles y eruditos, pero también a quien pudiera pagar por ellos,  personas sedientas de cosas exóticas de los nuevos mundos descubiertos. Esos coleccionistas fueran de extrema importancia para la historia, pues las habitaciones con sus muebles especiales y con sus contenidos fueran nada menos que los  precursores de los museos de historia natural.

Las colecciones estaban compuestas de toda... toda clase de objetos orgánicos e inorgánicos, preferiblemente aún no conocidos. Los estudiosos organizaban y catalogaban los objetos para su investigación científica, o, cuando eran adquiridos por nobles adinerados, solo para exhibición. En relación a la distribución de los objetos en los muebles y en la habitación, de acuerdo con la preferencia o cantidad disponible, estaban organizados en 4 categorías: Naturalia (criaturas y objetos naturales), Exotica (plantas y animales exóticos), Scientifica (Instrumentos científicos) y Artificialia (antigüedades, obras de arte y otros objetos creados por la mano del hombre).
Seres vivos y inorgánicos de toda clase eran coleccionados y estudiados.
Esos coleccionistas fomentaban el comercio de tales objetos, y supuestos animales - o parte de ellos pues no era raro que a veces se ofertase solo partes de los animales. Había de todo: cuernos de unicornio, cola de dragón, alas de hadas, partes de conejo de tres cabezas, cola de sirena, puerco-espinos, pingüinos, corales marinos, cabezas cortadas, estatuas de dioses grecolatinos, cuernos jamás vistos, conchas gigantes y una infinidad de otras cosas exóticas. Para los casos de animales, los taxidermistas fueron compañeros importantes tanto de los vendedores mal como bien intencionados, pero también trabajaron para los coleccionistas más serios. Además de las trampas que podrían haber, habían lógicamente objetos y seres reales que formaban  colecciones que eran verdaderas y magníficas enciclopedias visuales, formadas por cosas jamás exhibidas. Todo ese nuevo mundo era entonces posible de ser conocido por aquellos que no se atrevían a entrar en un barco y cruzar el océano, y alimentaba la imaginación de la gente ampliando el deseo por lo conocimiento.
Todo eso expresaba una visión de mundo dominado por ideas de metamorfosis y significados oscuros y ocultos. Lo que el método científico, aún en sus principios, podría producir sería utilizado como material de indagación profunda sobre la naturaleza del universo, la mente de Dios.

Como todo lo que es vanguardia, claro que había quien se opusiera a todo eso. Principalmente porque se estaba tratando con cosas que parecían sobrenaturales o antinaturales, y eso era grave pecado en un época de profunda influencia de la Iglesia. 
Los interesados en no cambiar y mantener las fronteras entre lo conocido y lo desconocido ofrecían considerable resistencia. La Iglesia recurría a los escritos de San Agustín (del siglo IV) y Santo Tomás de Aquino (siglo XIII), que ponderaban hasta dónde la curiosidad podría llevar a los creyentes. Muchos siglos antes en el XII, el monje cisterciense francés Bernardo de Claraval, ya advertía vehementemente a aquellos que se interesaban más por las cosas desconocidas en la Tierra que por las del cielo, diciendo:
" ¿Por qué los monjes que deberían dedicarse a sus estudios necesitan enfrentarse a esas ridículas monstruosidades? ¿De qué sirve esa belleza deformada, esa elegante deformidad? ¿Esos  rústicos monos? ¿Los leones salvajes? ¿Los monstruos centauros? ¿Esos semi humanos? ¿Los tigres pintados? Se puede ver una cabeza con muchos cuerpos o un cuerpo con muchas cabezas. Aquí tenemos a un animal con cola de serpiente, allá a un pez con cabeza de animal. Más allá tenemos un cuadrúped cuya delantera es un caballo y la trasera es de una cabra; y aún más adelante vemos a un animal de cuernos con trasero de caballo...En el nombre de Dios! Si no nos avergonzamos de esas tonterías, ¿por qué al menos no nos indignamos con los costes?"
Iluminura con Bernardo de Claraval

¡Y fíjate que en su día aún no existían los cuartos de maravillas! Los temores de los clérigos de la Edad Media tenían su razón, sospechaban que su mundo pudiera ser totalmente puesto boca abajo, pues en 300 años las colecciones de curiosidades se revelarían como verdaderos motores de la secularización. 

De forma indomable, esa gran cantidad de colecciones que buscaban explorar y representar el mundo como parecía a aquella altura de la historia, surgió con el creciente espíritu científico del Renacimiento en la segunda mitad del siglo XVI. Por eso, en sentido contrario, había también los que no solo apoyaban, sino que además incitaban a la gente a continuar investigando. Por ejemplo, Francis Bacon escribió en 1620 su libro Novum organum scientiarum (Nuevos instrumentos de la ciencia), una obra literaria en la cual concebía la ciencia como técnica, capaz de dar al ser humano el dominio sobre la naturaleza, y dice lo siguiente: "sería vergonzoso para la humanidad que después de que esas áreas del mundo material fueron abiertas, desconocidas como eran en tiempos anteriores, tantos mares navegados, tantos países explorados, tantas estrellas descubiertas, que la filosofía o el mundo inteligible continuase limitado por las fronteras antiguas".

Una vez más lo novedoso se convierte en revolucionario, por lo menos en sospechoso porque despertaban la curiosidad y no interesaba que el pueblo pensara. Había una abrumadora curiosidad que indujo coleccionistas a buscar no solamente lo que era bello y emblemático, sino también lo raro e incomprensible. 
En los siglos XVI y XVII, cuando aún había tanto por descubrir y la tecnología de las grandes navegaciones ultramarinas se encontraba con toda su fuerza, los objetos no solamente eran traídos por marineros, sino que también habían personas que los acompañaban en sus viajes para ver con sus propios ojos y traer lo que les interesaba. Bastaba subir a bordo de unos de esos navíos para entrar en un mundo de maravillas y fantasías. La imaginación humana nunca se conforma con solo lo que la naturaleza tiene para ofrecer, hay que ir más allá.

A los aventureros se suponía que les estarían esperando dragones, hidras, gigantes, sirenas, hadas, monstruos y seres casi mitológicos, y al final eran realmente descritos y hasta dibujados en los viajes. Eran una prueba de que la imaginación sufre de una gran gula, que jamás se satisface con lo que hay en el menú de la naturaleza. Sumado a eso, póngase el deseo de los navegadores por ganar dinero al coste de la ingenuidad ajena, o de los que viven pendientes de las modas,  de gente que desea poseer lo que nadie posee. Pero también, y principalmente, habían aquellas personas que estaban llenas del deseo de obtener nuevas muestras de seres aún desconocidos y todavía no estudiados por la ciencia. Junta todo eso - deseo de vender y deseo de comprar cosas exclusivas, exóticas, misteriosas,  y nos encontraremos con una combinación lucrativa y casi surrealista de oferta y demanda de objetos imaginarios.
Un cuarto de maravillas.
Y de ese interés por lucrarse o por mostrar poder o prestigio, incluso erudicción surgen los gabinetes de curiosidades, algunos eran no una sino varias habitaciones. Para que se tenga una idea de lo grande que podría ser un "cuarto de maravillas", hay documentación sobre miles de ejemplares de objetos de un solo coleccionista. Fue la colección de Ulisse Aldrovandi - que nació en 1522 y vivió 83 años, médico, naturalista y que fue profesor en la Universidad de Bolonia. Su gabinete era uno de los más famosos de la época, y en 1595 albergaba 18.000 especímenes.  Dejó su legado a la Universidad, y todo ello fue el origen de su Museo.

Escuchad ahora una parte de unos de los libros que poseo que trata de asunto, y que tiene por título "Tener y mantener, una historia íntima de las colecciones", de Philipp Blomm. Esta parte se habla de cuánto algunas historias estaban impregnadas en la cultura de la sociedad europea, y enseguida narra parte de un registro escrito por Ulisse Aldrovandi en 1572 sobre un dragón alado:
" Los dragones siempre salieron arrastrándose de sus cuevas al principio de los tiempos para probar la virtud y la fe de la humanidad. En las leyendas, aparecen en las puertas de las ciudades, devorando la sangre de inocentes, y desafiando a los guerreros más fuertes y más piadosos a defender el orden de las cosas, blandiendo su espada contra el aliento de fuego."
Cuando un "terrible dragón" fue visto en los pantanos cerca de Bolonia, en 1572, es probable que haya despertado esos miedos antiguos. Esta vez, sin embargo, el héroe del momento no era un caballero de armadura brillante en camino de la canonización, sino un corpulento y calvo erudito, que sólo tenía su nombre heroico, Ulisse, para exhibir como credencial bélica.
El Papa estaba visitando la ciudad, pero a pesar de eso la Iglesia no reivindicó lo que hasta un siglo antes podría ser visto como una victoria del cristianismo contra el diablo. Pero un científico coleccionista, el renombrado Ulisse Aldrovandi (1522-1605), fue considerado capaz de lidiar con criaturas extrañas. El tono serio con que relata la captura del animal es, en sí mismo, significativo. Así relató Aldrovandi:
"El dragón fue visto por primera vez el 13 de mayo de 1572, silbando como una serpiente. Se escondía en la pequeña propiedad del Maestro Petronio, cerca de Dosius, en un lugar llamado Malonolta. A las cinco de la tarde, fue atrapado en una carretera pública por un pastor de los remotos arrabales llamado Batista de Camaldulus, cerca del seto de una hacienda particular, a una milla de Bolonia. Batista conducía su coche a casa cuando los bueyes se pararon de repente. Los golpeó, gritó, pero los bueyes se negaron a proseguir, y cayeron de rodillas. En ese momento el pastor oyó el sonido sibilante y se sorprendió de ver al extraño dragón delante de él. Trémulo, lo golpeó en la cabeza con el bastón y lo mató. El animal aún no alcanzó la madurez, como mostraban sus garras y sus dientes mal desarrollados. Se movía deslizándose como una serpiente, con la ayuda de dos piernas. El cadáver tenía un dorso voluminoso y una larga cola, de más o menos sesenta centímetros."
El dragón dibujado por Aldrovandi
Una bastonada en la cabeza fue suficiente. ¿Qué criatura era ésa, es imposible saber. Tal vez un lagarto grande y raro. Aldrovandi hizo lo que se esperaba que hiciera cualquiera en su lugar: preservó al dragón y escribió la Dracología, una historia de los dragones en latín, en siete volúmenes. Es un tratado científico, que busca explicar el fenómeno como un hecho natural, no en términos metafísicos o religiosos. 
Aldrovandi buscaba el conocimiento de nuevas formas, por más extrañas que pareciera, pues la historia mostraba que para descubrir algo nuevo era preciso salir de lo obvio y tradicional. Él mismo recorría los mercados de pescado en busca de descubrimientos, y conversaba con pescadores, así como Descartes haría observaciones sobre anatomía animal en una carnicería de París, un siglo más tarde.
Las partes del museo de Aldrovandi han sobrevivido hasta nuestros días y están en el Museo di Storia Nationale, en el Palazzo Poggia, en Bolonia. Pocos turistas lo visitan, y las salas con paneles de madera y armarios blancos son relegadas al silencio la mayor parte del tiempo. Dos cocodrilos secos en la pared observan los huevos de pájaros, los extraños cuernos, las piedras, las plantas y los volúmenes eruditos. Sólo la iluminación fluorescente recuerda que han pasado cuatro siglos. El dragón, ahora desaparecido, formó parte de la exposición en su día. 

Una parte de la fama del "nuevo mundo" estaba justificada por todas las novedades que los navegantes traían en sus barcos. Pero otra parte era debida a las impresiones equivocadas de investigadores y otras personas que iban al nuevo mundo para, por ejemplo, catequizar. Y en principio se trataba de gente considerada muy fiable, pero muchos de ellos, no por maldad, sino por asombro ante lo nuevo y desconocido, hacían sus registros científicos o semi-científicos de forma muy equivocada. 
Padre jesuita José Anchieta
Un ejemplo de persona que hizo una serie de registros que no concordaban con la realidad hoy conocida fue el padre jesuita José Anchieta.
El padre José Anchieta era español, nacido en la ciudad de Tenerife en las Islas Canarias, pero tuvo su formación religiosa en Portugal, en dónde estudió filosofía. Recibió el apodo de "apóstol del nuevo mundo", porque llegó a Brasil, en 1553 en el principio de la colonización de ese país por Portugal. Debido a su gran dedicación, alcanzó importante posición como clérigo en tierras brasileñas, y recurrió muchas partes de la costa para orientar las misiones jesuíticas.
En esos recorridos, el padre Anchieta acabó por producir mucha documentación escrita sobre la fauna y la flora del país, que era tan diferente y salvaje comparada con la península Ibérica.  Acuérdense de que él estaba en el hemisferio Sur, clima tropical, a diferencia de Europa que está en el Norte. En esos escritos acompañados de algunos dibujos muy sencillos, el padre dejó que conclusiones sobre la morfología y los hábitos de varios animales se quedasen al margen de la imaginación popular. A partir de sus escritos, los seres creados serían lo más fantásticos posible, por ejemplo, concluyó que una especie de pájaro de Brasil nacía ya adulta de dentro de un macizo de cañas, porque en cierto día observó que aquel tipo de pájaro salía desde dentro de un cierto macizo, pero nunca se los veía entrar. Probablemente el pájaro entraba por otro pasaje en dónde su nido estaría más cerca...vete a saber! En una tierra tan exótica, con indígenas con costumbres tan diferentes, animales jamás vistos, árboles y flores espectaculares, ¿por qué no habría de haber algo tan fantástico también?
Aceptar que tales criaturas eran posibles, hasta que se tuviera pruebas en contra, consistía en buena ciencia, y no superstición, aún más en una cultura alimentada desde la más tierna infancia por historias y milagros bíblicos, y por conceptos de historia natural presentados había mucho tiempo atrás por Plinio, Platón y Aristóteles, y que todavía ejercían considerable influencia. 

Así como la religión ya fue incuestionable, también lo fue la ciencia en su día, y lo es hasta hoy, salvo que seas del medio científico. Eso es, incluso, tema para la realización de series de obras de arte contemporánea, como las del brasileño Walmor Correa, sobre quien ya escribí un breve artículo. Walmor Correa recreó los seres descritos por el padre Anchieta, a quien he citado antes, y también por otro importante personaje de la historia de la biología brasileña: el médico, zoólogo y naturalista alemán Hermann von Ihering que estuvo investigando y trabajando en la selva brasileña a principios del siglo XIX.  Walmor Corrêa ha sumado a los escritos de Anchieta y de von Ihering los relatos folklóricos de las poblaciones que permanecieron a través de trasmisión oral. De ahí salieron seres imaginarios que  Corrêa concibió en forma de obras de arte que dejan en duda, en cuanto a su veracidad, incluso a las personas más estudiadas del presente. Son dibujos ejecutados en impecable técnica y detalles anatómicos, y también expone muchísimos seres híbridos obtenidos a través de la técnica de la taxidermia. La taxidermia, como muchos de ustedes ya sabrán,  es el arte de disecar animales para conservarlos con apariencia de vivos y facilitar así su exposición, estudio y conservación. Un ejemplo de ser fantástico presente en las exposiciones es la sirena llamada Ondina, dibujada como en un libro de anatomía verdaderamente científico, con sus órganos a la vista y debidamente nombrados. Además de eso, hay colgado en la pared, al lado de los dibujos anatómicos, un eletrocardiograma de la sirena, exactamente como si fuera el resultado de un examen médico. Walmor Corrêa iba al fondo...concertaba citas con médicos para hacerles preguntas y profundizar en los conocimientos y terminología técnica de anatomía necesarios para concebir, lo más realista posible sus dibujos. Incluso, confeccionó un sello para poner en sus "laudos médicos" que el mismo firmaba, y que ponía "Doctor Walmor Corrêa - Cardiologo - CRM 110907". Os animo a visitar su página web: walmorcorrea.com.br
Curupira y Ondina - dibujos de Walmor Corrêa artista plástico

Y para contener toda esa riqueza los muebles fueron los testigos de la fuerza que tiene lo desconocido sobre nuestra curiosidad y el deseo por lo conocimiento que soportaron tan increibles objetos.
Eran un conjunto de maravillosas estanterías y armarios con puertas de cristal, llenas de cajones con subdivisiones internas que muchas veces ocupaban todas las paredes, a veces del piso al techo de una o más habitaciones,  y que tenían la finalidad de exhibir esos objetos.
La Europa del siglo XVII se llenó de esos armarios particulares que contenían curiosidades de todo tipo. De acuerdo con la condición financiera del coleccionista los objetos podrían llenar cajones o habitaciones enteras. El armario con colecciones fantásticas se convirtió en una parte del interior de muchas casas europeas, empezando por el armario vitrina de madera de roble, que se llenaba no con vajillas, jarrones y cubiertos, sino con objetos exóticos jamás vistos. La seducción que las colecciones ejercían sobre las personas a veces ultrapasaba sus convicciones religiosas y se encontraba alguna forma de superarlas o burlarlas. En la Holanda protestante, por ejemplo, esos armarios eran microcosmos, eso sí, a puerta cerrada: mientras los calvinistas predicaban que la riqueza no debería ni podría  ser ostentada en las calles, en la fachada de las casas o en las ropas, esas restricciones no se aplicaban a las salas de visitas, en donde los objetos interesantes eran cuidadosamente exhibidos.
Los muebles era estanterías con o sin puertas y con diseño clásico.
Los muebles estaban hechos con madera maciza y ricamente adornados con los detalles estéticos de su época, caracterizando un mueble de estilo clásico. Podrían ser adornados con columnas jónicas o corintias en madera o mármol. Detalles decorativos en sus extremidades ostentaban las más rica decoración francesa e inglesa de época. Las estantes podrían llegar hasta el techo, incluso el techo también podría ser ocupado con objetos cuando el espacio vertical y piso ya no soportaba más objetos. Las puertas en general eran de cristal, pero también podrían ser opacas de madera, y al abrírsela se podría encontrar una serie de pequeños cajones de distintos tamaños que contendrían piezas de diminutas dimensiones. Manejar los cajones era algo de lo más divertido, pues a cada uno abierto, una sorpresa. Esos cajones, a su vez, muchas veces estaban decorados por fuera con trabajos en ebanistería, o con camafeos aplicados, verdaderas obras de arte por sí mismas. Las estanterías tenían acabados en volutas jónicas.
Los maravillosos muebles de los gabinetes de curiosidades.
La historia de los gabinetes de curiosidades en España tiene un fecha oficial, que es del 1712, cuando el rey Felipe V ordenó crear en la Biblioteca Nacional, un gabinete especialmente dedicado a albergar cosas raras, exóticas y extraordinarias halladas en las Indias y otras partes remotas del mundo.
En 1752, durante el reinado de Fernando VI se creó el Gabinete conocido como Real Casa de la Geografía.
En 1771, el rey Carlos III creó el Real Gabinete de Historia Natural (RGHN), ubicado en Madrid, a partir de las excelentes colecciones de Pedro Franco Dávila, comerciante criollo nacido en Guayaquil (hoy República del Ecuador). En su época, un reconocido botánico francés llamado Michel Adanson, describió la colección de Pedro Franco Dávila de siguiente manera : «verosímilmente el más rico que ningún particular haya formado». En él destacaban, en lo relativo a historia natural, la parte de mineralogía, así como las colecciones malacológicas (que se refiere al estudio de los moluscos) y de otros invertebrados marinos como corales y esponjas (poliparios) y equinodermos (zoófitos).También contaba con una extensa biblioteca de más de 1.230 volúmenes y magníficas colecciones de curiosidades del arte: más de 300 piezas de carácter etnográfico, unas 250 arqueológicas y entre 12.000 y 13.000 objetos de arte (grabados, medallas, cuadros, etc.).
El Edificio Villanueva del Museo del Prado fue proyectado originalmente para acoger al Real Gabinete de Historia Natural, aunque finalmente éste nunca llegaría a ocuparlo. (fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Real_Gabinete_de_Historia_Natural)
¡Pues existe un importante gabine en Cataluña! Está en Barcelona. El gabinete de curiosidades Salvador fue formado durante dos siglos y medio por seis generaciones de la familia de los Salvador en la trastienda de una botica en la calle Ample. La colección está formada por 32.000 especies animales, vegetales y minerales, por más de 1.400 volúmenes, y las mesas de trabajos con los objetos que pertenecieron y usaron los Salvador. Está considerado el primer museo que abrió sus puertas al público en Barcelona, y eso entre 1831 y 1854.  Desde aquella época estuvo cerrado por motivos familiares. En 1938 la Generalitat requisó para salvarlo de los efectos de la Guerra Civil, y en 1945 el ayuntamiento de Barcelona lo compró y lo depositó en el Institut Botànic dónde se encuentra hasta los días de hoy. Hubo una exposición abierta al público entre 2014 y 2016 en la cual se pudo ver los contenidos en una recreación a escala real de los cuarenta metros cuadrados del gabinete. Actualmente el gabinete Salvador no es visitable, pero puede verse la sala desde fuera, cuando se visita dicho instituto.

Los gabinetes de curiosidades fueron los precursores de los actuales museos de historia natural. Conocer esa historia es comprender y aceptar que vivimos en un mundo mutable en todas las áreas: sea en la naturaleza, sea en lo relativo a la capacidad creativa del hombre. Y todavía mejor es tener conciencia de todo eso a través de historias tan curiosas y cautivantes. 

domingo, 1 de abril de 2018

(Imagen de portada: Detalle de la fachada de la Casa Batló, Barcelona.)


Proclo, Platón y Euclides ya habían escrito sobre la maravillosa proporción áurea, o número de oro, o también conocida como divina proporción, por ser la expresión algebraica que está presente en la configuración de las más impresionantes formas de la naturaleza, definiendo la proporcionalidad entre todas sus dimensiones (altura, anchura, profundidad). Eso fue para los griegos de la antigüedad la expresión de la perfección, la explicación racionable de la belleza.
Pero antes de aquellos matemáticos y filósofos griegos, historiadores ya habían encontrado indicadores de este concepto de geometría en las estelas en Babilonia y Asiria alrededor del año 2.000 a.C.. 
Los maravillosos templos griegos y esculturas de la Grecia antigua fueron proyectados y ejecutados dentro de ese postulado de la geometría, y su legado persiste hasta los días de hoy. 
La Proporción Áurea en la naturaleza.
"La originalidad es regresar al origen", dijo Gaudí (1852-1926) al referirse a la naturaleza en la cual se inspiraba para crear la arquitectura, los muebles y objetos que tanto asombran la humanidad hasta los días de hoy. Todavía, no dejó la geometría. Reconocía en ella también las formas naturales y el pensamiento matemático de Dios, y establecía sus propios patrones de proporción. Observar la naturaleza era para Gaudí la mejor forma de comprender la matemática de la vida. 
La naturaleza es el hogar del hombre desde la prehistoria. Fuimos cambiando muchos aspectos para configurar nuestras casas, pero no nos olvidemos de que todo que existe proviene de la naturaleza: las materias primas para las construcciones, para los muebles y objetos del cotidiano, el combustible, la energía invisible, el agua y hasta el fuego es un elemento natural.
Con toda esa conexión con el natural, no podría ser de otra manera el hecho de que al mirar a sus obras nos sentimos a gustos (al menos pasa a la mayoría de las personas). Lo que nos es familiar, nos deja más confiados, ya decía Freud en su teoría de "Unheimlich " que se refiere al que nos es "extrañamente familiar" - de principio no causa algo raro, pero al mismo tiempo es conocido.
Casa Batló - fachada y detalles, Barcelona.
Todo aquello movimiento de la fase en que ha expresado al máximo su conexión con la naturaleza, se pasó cuando coleccionó huesos, conchas, hojas, semillas y toda clase de cosas que, a través de observación de esos elementos naturales, los plasmó de una manera muy original en la arquitectura, en el proyecto de muebles y de objetos prácticos.
Al ser tan familiar todo lo que Gaudí proyectó, te sientes cómodo al mirarlo. Al sentirte cómodo, te relajas. Al relajarte, trasciendes. Así se da el camino hacia el espiritual de la obra de Gaudí. Como ha dicho Dalai Lama "La espiritualidad es todo aquello que produce una transformación interior". Para mí, es imposible mirar a las obras de Gaudí y de alguna manera no ser trasformada. La obra de Gaudí es como una religión, pues te pone delante de un enigma. Puedes adorarla, sin convertirte en un fanático, pues su función es libertar la creatividad, y no aprisionarte.
Puedo entrar por algunos momentos muy especiales (dentro de mí derecho natural de imaginar) en la cabeza del hombre que creó un estilo propio, único, y pensar como él lo hacia. Nadie había hecho de aquella forma antes, y nadie tiene el coraje de hacerlo hoy, justamente porque es especial y inconfundible, y a los hombres de buenas costumbres de la área creativa, en general a la clase de los arquitectos, la originalidad es una cuestión de honor.
Elementos de la naturaleza - inspiración y aprendizaje para Gaudí.
¡Cuántos molinos de ideas han girado dentro de la cabeza de Gaudí hasta llegar a los resultados obtenidos! No dudo que él habrá pensado en cada ángulo, en cada perspectiva de sus construcciones para que fuera agradable desde todos los puntos de vista: en cómo se iban a ver las rejas por bajo por lo peatones que pasaban por las aceras, o por aquellos que pasaban de lejos cruzando el Passeig de Gràcia por el otro lado de la calle, incluso como serían vistas por dentro de las habitaciones través de las ventanas. Creo que él ha pensado en cada formato de manos de las mujeres, de los hombre, de los niños, al proyectar los tiradores de las puertas y cajoneras adecuados cada uno para la delicadeza femenina, o para la objetividad masculina y para la prisa de la niñez. Sin miedo de hacer diferente, pensó en las sillas que fuesen lo más armoniosas posible con la arquitectura - y yo no concibo algo diferente...¿cómo poner líneas rectas de Wassily dentro de casas de Gaudí? Una agresión...
Estructuras, materiales, muebles proyectados por Gaudí. Casa Milá, Barcelona.
 Un sentimiento de hermandad me une a Gaudí. Lo siento que yo no pueda haber heredado toda su creatividad y valentía, pero comparto con él el amor por la creación, refiriéndome al aspecto espiritual que envuelve un profesional cuando está sumergido en su obra.
Imagino a Gaudí visitando a sus obras y decidiendo en el momento lo que se debería hacer. Dando instrucciones a los albañiles sobre los próximos pasos que no estaban planeados en el papel hermosamente dibujado a mano. Cuánta confianza habrá Gaudí conquistado de sus clientes para que le permitiesen ejecutar algo tan diferente en una época en que todos se observaban buscando ser mejores que el otro en calidad y originalidad, pero aún con los ojos vueltos a las bases principales de un pasado clásico y reproduciendo de alguna manera los dogmas de la antigüedad. Gaudí no podría obedecer a un legado clásico tan rigoroso, porque, a pesar de que en muchos aspectos la naturaleza se deja conocer, en otros ella es absolutamente imprevisible, y era ese aspecto que le enamoraba y seguía en su trabajo: el inesperado.
Casa Milá (La Pedrera), Barcelona.
Siempre habrá novedades a observar en el trabajo de Gaudí. Siempre podremos imaginar cosas nuevas, y, a diferencia de muchos otros arquitectos, me parece que Gaudí nos permite volar en pensamientos sobre su forma de ver la vida y la obra, sin miedo de "pecar" por pensar algo más allá de lo que él habría pensado. Eso nos estimula la creación, porque si somos más naturales (libres, desinhibidos, tranquilos) estamos más próximos de nuestra origen, y así, seremos únicos.

Fotos: Arq. Maria Pilar Arantes

domingo, 25 de marzo de 2018

Este artículo fue presentado primero en la forma de una entrevista para el programa cultural "Espai Patrimonium", de Radio Constantí. Puedes oir a toda la entrevista, que está muy dinámica con la conducción del programa por su director Ferran Marín Ramos, accendo al enlace abajo. Y a seguir, el texto adaptado para el blog, con fotos. Buena lectura y audición!

http://www.constantiradio.cat/programes/20180214_patrimoni.mp3

Ojalá después de leer ese pequeño artículo, tú puedas mirar para los muebles de tu casa y reflexionar a respeto a lo que ellos te cuentan sobre tus hábitos familiares, sobre lo que es importante en tu vida, sobre tus momentos de ocio, de descanso y de socialización.
A lo largo de los siglos, los muebles, así como la arquitectura, han sido creados bajo un estilo, una línea estética, y reflejan el gusto de la sociedad de cada período, pero también revelan las costumbres, las tecnologías y los materiales disponibles en su época.
Así como la arquitectura, los muebles considerados "de estilo" (y ese "de estilo" va entre comillas, porque se refiere a los estilos históricos) siguen fórmulas, proporciones, repiten ciertos elementos decorativos e adoptan con más frecuencia a ciertos colores y patrones. En fin, los muebles nos cuentan la historia de su época, y, creo yo, con un nivel de intimidad más cercano que la arquitectura, pues el edificio está expuesto a toda la gente y la calle y por eso adquiere una formalidad necesaria, mientras el mueble de una vivienda, por ejemplo, se recoge a la intimidad del hogar, a la escala familiar, y así puede liberarse del rigor de la mirada ajena.
La arquitectura está sujeta a las reglas urbanísticas y de seguridad, mientras el mueble está sujeto a los hábitos y necesidades familiares, a las reglas de convivencia y a los aspectos ergonómicos.
¡Qué gran patrimonio para el hombre es saber cómo la gente vivía en la intimidad de su hogar hace 100, 500, 1.000 o 2.500 años atrás! Los muebles nos cuentan la historia de la intimidad. Así, también considero que son un testimonio de la vida de nuestros parientes, desde los más cercanos hasta los más lejanos.
La mayoría de nosotros tiene recuerdos de cómo eran los interiores de la casa de nuestros abuelos, de cómo eran amueblados. Así, el mueble se convierte en patrimonio de la familia, y cuenta una historia personal.
La arquitectura habla con el pueblo, mientras el mueble habla con el individuo en la intimidad.
Tengo una tía que tuvo 12 hijos. Frecuenté mucho a su casa, que era amueblada sólo con el esencial, pues ella quería espacio para la libertad de los niños. Lo que más me encantaba era la mesa del comedor: un círculo gigante con 2,5 m de diámetro con otro círculo central giratorio donde se ponía la comida. Con ese diseño, todos podían tomar un sitio y comer juntos confortablemente.
¡Mira cuánto de los hábitos de esa familia nos cuentan sus muebles! Eso es un precioso patrimonio personal. Si el patrimonio en general tiene como uno de sus objetivos dejar la huella de un tiempo a las generaciones futuras, aquella gran mesa de la casa de mi tía dejó una marca profunda en mí y en mis primos sobre la importancia de tenerse un momento juntos a lo largo del día. 
Una curiosidad: la mesa fue construida con madera que se había quedado de las obras de la casa.
La mesa tenía 2,5 m de diámetro y recibía a 14 personas: 12 hijos y a los padres. (la mesa de la imagen es ilustrativa)
Los muebles de las viviendas constituyen un valioso patrimonio en la escala personal y familiar, y muchas veces se convierten en patrimonio de toda una nación y hasta del mundo!
Por su escala diminuta en comparación con la arquitectura, a veces no se percibe su importancia. Todavía, cuando tenemos el caso de un arquitecto que haya proyectado una casa o un edificio que después se convirtió en patrimonio, y que para aquella obra también haya dibujado sus muebles con el mismo concepto, la misma línea estética, los mismos deseos y pensamientos que guiaron el proyecto arquitectónico, ¿porque no habrían eses muebles de convertirse igualmente en patrimonio? Pensando en eso, cuando un edificio es declarado Patrimonio, todo lo que está en su interior normalmente también lo es.
Casa Batló - fachada y puerta interior - Gaudí, Barcelona.
Tomemos como ejemplo a Gaudí. Él tuvo la suerte de proyectar para familias ricas que pudieron, además de encargarle el proyecto del edificio, también obtener los muebles pensados por aquella misma cabeza genial. Y para mí es imposible separar la arquitectura del edificio del diseño de los muebles que Gaudí proyectó. Si alguien ha visitado por dentro a la Casa Batló, en Barcelona, habrá percibido como los muebles diseñados por Gaudí se armonizan con la casa y crean una unidad visual muy consoladora y amigable, mientras los otros muebles comprados en tiendas por sus antiguos habitantes se alejan emocionalmente del espíritu de aquella gran creación de Gaudí. Yo puedo imaginar algunos pensamientos de Gaudí mientras proyectaba, y no concibo la idea de una arquitectura exenta de la creación de muebles y detalles que estuvieran pulsando en el mismo espíritu. En el caso del lenguaje que Gaudí desarrolló, cada curva, cada movimiento creado en el techo, en las paredes, en los marcos de las puertas y ventanas deberían estar acompañado de muebles que bailasen en el aquel mismo ritmo tan adorable.  
Hasta antes de la primera mitad del siglo XIX, todo el mobiliario estaba diseñado con las mismas bases estéticas del edificio. Después de aquel periodo, con la gran variedad de experiencias estéticas ya vividas, pasó a existir una mezcla cada vez mayor de estilos utilizados conjuntamente en los interiores, y eso pasó a ser aceptable, y actualmente es casi que imperante en la mayoría de los hogares.
Los vestidos con hasta 2,5 m de diámetro en el período del Rococó.
A través de la observación de la evolución de los muebles a lo largo del los siglos, percibimos, no solamente la maravillosa conexión que hay entre ellos y la arquitectura, si no incluso con la moda. A partir del final de la Edad Media, los vestidos de las mujeres empezaron a quedarse cada vez más voluminosos, hasta el punto que en la época del Barroco y Rococó podían alcanzar la increíble dimensión de 2,5 m de diámetro. ¡Pues fíjate en cómo deberían ser las sillas, sofás y sillones para que ellas se sentasen! O eran enormes, o eran simplemente bancos muy largos y estrechos. Y cuchichear cerca del oído de la amiga era imposible, una vez que estarían 2,5 m lejanas una de la otra. 
Los muebles diseñados solamente para que uno se reclinara un poco para descansar, tal cual el mueble reconocido como recamier, mostraba que habían muchos momentos de ocio. El recamier tiene dos brazos, pero no tiene respaldo, y es largo como un sofá de 3 plazas. Incluso, el ejemplo del mueble recamier, nos muestra también la conexión de la historia del mueble con la historia del arte. Ganó este nombre debido a un cuadro pintado por el pintor francés Jacques-Louis David, en 1800, periodo del Neoclasicismo, en el cual figura una jóven mujer llamada Juliette Récamier, esposa de un banquero, y considerada una de más notables y bellas mujeres de su época, conocida principalmente por haber sido exilada por Napoleón Bonaparte por haberse recusado a ser dama de honor de su mujer Josefina. Cuando se investiga sobre el mueble, se descubre la historia de una fuerte mujer que hace 200 años ya tenía sus valores personales muy bien definidos, y no se intimidaba por el poder.  El cuadro está en el Museo del Louvre, en Paris. 
La pintura de Jacques-Louis David, y el mueble recamier que fue siendo modificado a lo largo de los años.
Los muebles también testifican sobre lo que abunda y sobre lo que falta. Vete a visitar un monasterio en dónde se conservan los muebles de las celdas del claustro. ¿No atestiguan eses muebles  de que el monje tenía una vida sencilla a lo que se refería a sus posesiones?,¿ que tenía el mínimo necesario, y a veces no tenía nada? Un buen ejemplo es el Monasterio de Escala Dei.
En otro extremo, vete a visitar un palacio y encontrarás lujo y abundancia. Vas a ver, además de toda la preocupación estética, un deseo profundo de demostrar poder y dominación. En el palacio también verás espacios vacíos, pero con un objetivo diferente de lo que se encuentra en una casa sencilla del campo en dónde los espacios amplios tenían por objetivo reunir la familia para un domingo de celebración. En el palacio los espacios vacios eran necesarios tanto para la percepción de la abundancia, cuanto para reunir invitados en fiestas formales para debatir la política o para realizar bailes. En la ciudad de Reus tenemos el notable palacio urbano, de la familia Bofarull, construido en el siglo XVIII, cuya una de sus atracciones es su salón principal con la espectacular pintura en el techo.
El gran salón del Palacio Bofarull, en la ciudad de Reus, Cataluña.
De todos modos, el mueble habla, como hablan las piedras de una construcción.  Habla de la vida de quien lo posee.
Tengo otra historia que envuelve muebles, y esa con un valor espiritual muy grande para mí. En 2017 hice un viaje a la ciudad dónde mi padre se graduó en ingeniería, en la provincia donde yo nací. La ciudad es famosa, su arquitectura y urbanismo son prácticamente los mismos del tiempo en que Brasil era una colonia de Portugal, y se llama Ouro Preto (traduciendo sería Oro Negro). Era un viaje en el cual yo querría estar más cercana de mi padre, pues él había fallecido hacía 2 años. Y fue en esta ciudad en dónde él tuvo momentos decisivos en su vida como joven y futuro profesional. Él me había hablado mucho de esa ciudad, y yo fui a conocerla con las ganas de sentir a mi padre un poco más cerca de mi otra vez.
Pues como arquitecta y persona muy curiosa, siempre mirando a los detalles a mi alrededor, pasaba caminando un día por una de sus calles que tienen la acera muy, muy estrecha, y las construcciones de fachadas coloniales adosadas que crean un paisaje urbano maravilloso, cuando pasé por delante de una de ellas que, así como de costumbre en la ciudad, estaba con su puerta abierta, a través de la cual vi un hermoso banco de madera que luego reconocí como siendo de algún estilo colonial. Me detuve por 2 segundos mirándolo. Ocurre que al lado de la puerta, estaba parada en pie conversando con un hombre, una anciana, la cual descubrí en seguida que se trataba de la dueña de la casa! Y ella me dijo: - ¡Hola!, si te ha gustado el mueble, puedes entrar para mirarlo, pues tengo otros dentro del salón. - Muchas gracias, me encantaría porque soy arquitecta y me encantan los muebles antiguos.
Entré en su casa, guiada por la amable anciana que me enseñaba otros encantadores muebles. Hasta que en cierto momento ella me miró, y me preguntó mi nombre y apellido. Cuando le dije mi apellido Arantes, su semblante cambió. Y me dijo: - Mi marido tuvo un gran amigo en la universidad que tenía por apellido Arantes. - Pues mi padre se llamaba Thomaz de Aquino Arantes. 
Sus ojos se llenaron de agua y me dijo: -¡Pues tu padre es el gran amigo de mi marido, frecuentaba mi casa, conocía a toda mi familia e nosotros hemos pasado momentos maravillosos! 
Así se quedó por más de una hora y media contándome historias muy divertidas de las travesuras de mi joven padre. ¡Qué indescriptibles momentos! Atraída por un mueble, encontré, en el medio de una ciudad de más de 70.000 habitantes, una de las personas más importantes en la vida de mi padre cuando era estudiante. ¡Qué regalo me presentaba la vida para encerar mi viaje exactamente con el objetivo para el cual la propuse!
Las calles estrechas de la ciudad colonial de Ouro Preto, Minas Gerais, Brasil.
Ya sabéis por lo tanto que un simple mueble puede generar una buena investigación. Así, quiero proponerte un ejercicio: a lo largo de los próximos días, mire con más atención a los muebles de su casa, de la casa de algún pariente. Después, si el mueble es suyo, piensa sobre cuál es su función en aquel ambiente: porque usted lo ha comprado, para qué sirve, si cumple bien su función, si lo ves hermoso y si crees que combina, e por fin, si ese mueble tiene alguna historia por detrás. Si el mueble es de otro lugar que nos sea su casa, pregunta a su dueño sobre la historia de aquel mueble...Quizás descubrirás algo fascinante por detrás de su historia!


martes, 6 de marzo de 2018


Walmor Corrêa es un artista plástico brasileño, nascido en Florianópolis, capital del Estado de Santa Catarina, al Sur de Brasil. En esta publicación, comparto el trabajo que presenté para una asignatura del curso de Máster en Artes Visuales de la Universidade do Estado de Santa Catarina - UDESC, en enero de 2017.

Walmor Corrêa será una especie de científico loco? De lo que quiere hacernos creer que es posible crear vida a partir de la unión de partes de diferentes seres vivos, pero con una técnica moderna de impecable calidad visual, a diferencia del "monstruo" creado por el doctor Frankestein? ? ¿O será un detective rebelde y creativo, de aquel tipo que busca pistas que los medios formales (policía) no fueron capaces de identificar, porque estaban bajo las imposiciones del ojo adiestrado y cumplimiento de reglas que acaban por inhibir a los profesionales tradicionales? Parece que Walmor Corrêa es los dos: científico loco y detective rebelde, unificados en la figura del artista que representa un mundo dudoso y fantasioso a través de creaciones que desafían nuestro sentido común; que investiga profundamente los detalles que muchos dejaron pasar desapercibidos y los materializa en la forma de un arte que parece delatar algo tan real y al mismo tiempo tan engañoso como la imaginación humana puede alcanzar.
¡Impulsado, inspirado, afectado por sus experiencias en la infancia, trae a la superficie en su madurez artística, la osadía de cuestionar el más alto poder institucional, que es la ciencia! Con la misma osadía, también, de cierta forma, se ríe del espectador, sin ser irrespetuoso, sino, vigilante, que pone en alerta a una población distraída y viciada en patrones, que escapa a los detalles y así se deja llevar por todo lo que ve y oye.
¿No será todo eso un acto de amor por parte del artista? No podía ser considerado un acto de amor la compasión que se manifiesta en una alerta para que nos volvamos menos negligentes y así no caigamos siempre en el "cuento del vicario" (el amor es un fármaco, y puede curar). También es correcto decir que es un acto de amor por parte del artista el hecho de que lleva su trabajo a un nivel tan profundo en investigación y luego en calidad de expresión, haciendo con que nuestra mente viaje lejos en las fantasías, y haciéndonos olvidar, aunque brevemente, a través de su poética, de que estamos presos al que determinan las ciencias (el amor es una desmesura). ¿No estará todo este trabajo envuelto en una gran manifestación de pasión por parte del artista, y que nos contagia, modificando nuestro humor, pudiendo hasta hacernos sentir tanto encantados como enojados y asustados (amor es una afección)?
En este artículo se presenta una breve reflexión sobre el archivo del artista Walmor Corrêa, tomando por ejemplo sus trabajos "Unheimlich, Imaginario Popular Brasileño" (2005), y "Electrocardiograma de la Sirena" (2015).
A través del concepto de "dispositivo" abordado por el filósofo Giorgio Agamben en su libro "Lo que es contemporáneo y otros ensayos", se puede percibir cómo el artista articula su archivo personal con su obra, creando mecanismos para cuestionar la ciencia y la propia capacidad de el juicio de las personas, al mismo tiempo que posibilita el florecimiento de discusiones importantes para la comprensión de la naturaleza del campo artístico contemporáneo.
A partir del momento en que el artista revive el pasado de la ciencia y lo trae a la superficie, mezclando investigaciones científicas e informaciones del folclore brasileño, hace revivir el imaginario popular, lleva al espectador a un alto grado imaginativo: imposible no "ver"  a vidas e historias pasadas como si estuvieran presentes en aquel momento, tal cual lo consiguió Adolfo Bioy Casares con su libro "La invención de Morel". Walmor Corrêa "acciona la máquina de Morel", la máquina del tiempo, que trae de vuelta la vida, por más absurda e imprecisa que ella parezca.
Reconstruir episodios del pasado, como si fueran del presente.
Lo que parece fraudulento e incoherente, está revestido de una lógica y veracidad contundentes.
El arte de Walmor Corrêa es un dispositivo poderoso para despertar en el espectador la sed por el conocimiento, agudizada por la curiosidad, por la memoria y incluso por un sentimiento mórbido al contemplar seres abiertos, disecados, expuestos.

EXTRANJAMENTE FAMILIAR

Unheimlich, un término de Freud para referirse a lo que nos causa extrañamiento pero parece familiar, conocido, es el tema de uno de los trabajos de Walmor Corrêa: "Unheimlich, Imaginario Popular Brasileño".
De sus vivencias personales en la infancia, principalmente cuando su padre hacía paseos con él por la mata, contando historias de bichos muy diferentes, mezclados, de cuerpos distintos, parece haber logrado traducir poéticamente a su trabajo, ya maduro y experimentado, toda la fascinación infantil que nos acompaña hasta la vida adulta. Al final, ¿quién no tiene curiosidad sobre las historias que nos contaban nuestros abuelos, padres o amigos, que involucra cosas improbables, pero al mismo tiempo plausibles, dado la cantidad de detalles y repetición por tantas personas?
Cachorro da Palmeira - imagen: www.walmorcorrea.com.br
Asociado a todo esto, o definitivamente impulsado por esas vivencias con el padre, Walmor Corrêa también se interesa mucho por biología cuando joven. La curiosidad ya estimulada, sumada a los nuevos conocimientos científicos del estudiante, dio alas a la creatividad del mancebo, que investigaba más allá de lo exigido por el profesor, y ya hacía dibujos que expresaban los límites de las fronteras entre lo real y lo imaginario. En sus dibujos, él ya jugaba de unir hombre y animal en nuevas estructuras.
Curupira - imagen: www.walmorcorrea.com.br
El muchacho creció, y entonces el hombre artista continúa su viaje por el imaginario, ahora con una conciencia y responsabilidad admirables, trayendo en sus trabajos cuestionamientos muy valerosos, porque indagan sobre el mayor de los orgullos humanos, que es la ciencia. Al mismo tiempo, divierte, encanta, pero también alerta al espectador de su trabajo, pues, con una precisión de orfebrería, representa cuerpos de seres del imaginario brasileño como en una clase de anatomía. Tal ilusión revestida de verdades científicas, se ríe de nuestra capacidad de reflexionar sobre lo que vemos y leemos, pero también nos desafía a repensar nuestra forma de creer y evaluar - él "lanza la pelota" para que el público decida.  Funciona como una alerta siempre bien venida en los tiempos actuales de tanta irresponsabilidad virtual, cuando se acepta cualquier cosa como verdad y, peor aún, se disemina la mentira rápida y fácilmente. También es un estímulo al espectador buscar conocer más profundamente sobre lo que le interesa, le despierta la atención, o interfiere en su vida.
Capelobo - imagen: www.walmorcorrea.com.br
Según el filósofo Giorgio Agamben, el dispositivo es una máquina de gobierno a la que los sujetos, libres, siempre están sujetos a un poder. Walmor Corrêa materializa en su trabajo por lo menos dos de los dispositivos accionados aún en su infancia: el incentivo del padre, y el incentivo de la escuela en las clases de biología.
Los cinco "Atlas de Anatomía" creados para este trabajo traen bajo la forma de libro, estudio de anatomía detallado, escrito a mano y con dibujos impecablemente minuciosos, los cuerpos abiertos y presentados con detalles de varias de sus partes, de seres que componen los objetos los escritos antiguos del Padre Anchieta en la época de la colonización de Brasil por Portugal, y que de alguna forma se perpetuaron también a través de la transmisión oral, y las cuales las personas relatan hasta los días actuales, muchas afirmando ya haber tenido algún tipo de contacto con seres imaginarios, como por ejemplo, una sirena.
Ondina - imagen: www.walmorcorrea.com.br
Los seres: Curupira, Ondina, Cachorra de la Palmera, Capelobo y el Ipupiara, son personajes híbridos, que poseen cuerpos mezclados de hombre y animal. De acuerdo con el artista, son seres que resistieron al tiempo, que permanecen en el imaginario de muchas personas y que están documentados en nuestros primeros registros.
El espectador del trabajo de Walmor Corrêa también está bajo el efecto de un poderoso dispositivo: la curiosidad (muchas veces mórbida). Es la sed por el misterio, por el desvendar de un mundo parcialmente desconocido pero relativamente familiar (Unheimlich), la curiosidad acerca del cuerpo y su funcionamiento, normalmente restringido a los libros o profesores y médicos, que acciona el gatillo que presta la atención del observador del trabajo. Tomando su atención, la probabilidad de que salga diferente de cuando entró es mucho mayor.
La obra de Walmor Corrêa funciona como una "Máquina de Morel", dando nuevo significado a datos históricos, como los escritos científicos de Von Ihering sobre la naturaleza brasileña de la época del Brasil Colonia. Su obra crea nuevos desafíos para repensar nuestro propio tiempo, y simultáneamente permite que la historia y sus encantos sobrevivan en el tiempo.
Ipupiara - imagen: www.walmorcorrea.com.br
DOCTOR WALMOR CORRÊA

Los más diversos materiales y técnicas pueden ser la base del trabajo de Walmor Corrêa: dibujo, pintura, ramas, huesos, madera, pegamento de dentista para unir huesos, taxidermia, entre otros. Con todas las técnicas desempeñadas con extrema habilidad, es el conjunto dibujo/escultura + palabra/descripción que más "convence al espectador. No es que su intención sea convencer a alguien de algo, sino llevar al espectador a reflexionar sobre lo que ve y lee, la conclusión es responsabilidad de cada uno.
Laudos del eletrocardiograma de una sirena - foto: Maria Pilar Arantes.
Sumado a esta provocación que hace con el espectador, Walmor Corrêa también se mueve con el mito de la superioridad de la ciencia. Cuando encuentra las brechas, fallas, ambigüedades, contradicciones en la ciencia, el artista las transforma en arte. Busca temas específicos, se sumerge en una intensa investigación a través de libros especializados, registros históricos, e incluso consulta profesionales del área especializada de la medicina, de acuerdo con el tema que va a abordar.
Abastecido de conocimientos científicos, usando de gran habilidad para representar plásticamente la idea, y aplicándole una poética muy peculiar, el artista inquieta la percepción del espectador, creando, detallando, y explicando la obra con términos científicos existentes y otros tantos inventados. Se mezcla la fantasía y la realidad, el improbable con el plausible, el humor con lo que es serio, todo envuelto en verdad científica.  
En su trabajo "Electrocardiograma de la Sirena", Walmor Corrêa presenta un Atlas de Anatomía de una sirena, con su cuerpo abierto y con detalles de su anatomía, y añade el resultado de un supuesto examen médico de electrocardiograma, conteniendo el papel con el gráfico del mismo, (y también con su número de registro "profesional" en el CREMESP - Consejo Regional de Medicina de São Paulo), y el toque más artístico que es la ampliación, en neón, del gráfico del examen . Al observar la riqueza de detalles, e incluso un laudo médico firmado y sellado con número de un registro médico, ¿cómo no creer en lo que nuestros ojos están viendo? ¿Cómo no creer, aunque sea temporalmente?
Para alcanzar este nivel de calidad y de realismo, el artista se sumerge en una intensa investigación, incluso haciendo entrevistas con médicos especializados en el asunto que está investigando - al principio pagaba consultas para esto, y actualmente cuenta con una red de colaboradores médicos y amigos que se divierten tanto como Walmor Corrêa con cada obra suya.
Ondina - imagen: www.walmorcorrea.com.br
¿No estará también, el trabajo de Walmor Corrêa siendo un dispositivo para que médicos también reflexionen acerca de sus propios procedimientos? ¿Cuál es el límite de la influencia que una obra de arte puede causar? Un buen trabajo tiene muchos desdoblamientos. Cada detalle se convierte en un dispositivo para otros desdoblamientos.
Al abordar un tema folclórico como la existencia de sirenas, Walmor Corrêa desencadena otro dispositivo que es el de la memoria. Él perpetúa un cuento que ya formó parte del imaginario popular, y tal vez estuvo temporalmente dormido. Como una "Máquina de Morel", hace revivir seres que, a su vez, traen a la memoria del espectador recuerdos diversos, sea de su tiempo de escuela, de conversaciones con amigos antiguos y familiares, sea de momentos en que el observador estuvo en contacto con el más enriquecedor mundo de la imaginación. Él hace vivir el encantamiento, el deslumbramiento, la fantasía que es tan necesaria para una existencia más agradable, o simplemente más soportable.
Eletrocardiograma de una sirena - imagen: Maria Pilar Arantes.
CONCLUSIÓN

El trabajo de Walmor Corrêa consiste en un valioso mecanismo para cuestionar conceptos preestablecidos como verdaderos o ciegamente confiables de la ciencia.
Al detectar los engaños descritos por los antiguos científicos e investigadores acerca de la fauna, flora y seres misteriosos, y traducirlos poéticamente, el artista problematiza la cuestión de la confiabilidad de la ciencia, delegando también gran responsabilidad al espectador de la obra, que deberá decidir si confirma o no como verídicas las imágenes e informaciones escritas y allí expuestas. El artista utiliza la escritura manual, y los dibujos a mano libre a los moldes de los hechos en los antiguos documentos científicos, utilizando aún los recursos (dispositivos) que aumentan la percepción de veracidad.
La obra trae los límites existentes entre ciencia y ficción. Los engaños de la ciencia son traídos poéticamente a la luz, abriendo valioso camino sobre el conocimiento científico a través del arte. En el caso de Walmor Corrêa, atrayendo de forma muy especial a todo tipo de público, porque trabaja con el imaginario humano de una forma muy placentera, desdén, indagación, poética, ciencia, humor y ficción.
Walmor Corrêa escoge, entre las investigaciones científicas antiguas, aquellas con las descripciones más incoherentes y exóticas, que posibilitan las interpretaciones más fantasiosas. A pesar de ello, busca, en los dibujos, ser absolutamente fiel a lo que los textos pregonan.
Traer a la vida fábulas y misterios, de aquellos contados por los antiguos, y que ya rindieron muchos libros de ficción para niños, así como películas y series televisivas, trae al adulto la posibilidad de encontrarse de nuevo con su niño interior, y al niño despierta la curiosidad y el deslumbramiento.
Donde quiera que la dimensión cognitiva y de la indagación del arte nos lleve, el camino recorrido es rico, provocativo, despierta el deseo del conocimiento del mundo a través del arte.
Ipupiara con detalles - imágenes: www.walmorcorrea.com.br
REFERENCIAS

AGAMBEN, Giorgio. O que é contemporâneo e outros ensaios. Chapecó: Argos, 2010.
CASARES, Adolfo Bioy. A invenção de Morel. São Paulo: Cosac Naify, 2006.
CORRÊA, Valmor. Arte Catarinense Contemporânea IV. Revista CREMESC. Disponível em: http://arquivos.cremesc.org.br/publicacao/Revista_109_2009/revista_109.pdf  
CORRÊA, Walmor. Nem perfeita, nem recusável: simplesmente falha. A ciência a partir dos questionamentos da arte. Revista de Moda, Cultura e Arte - São Paulo - V. 3 No. 1. Ago 2010. Entrevista. Disponível em: http://www1.sp.senac.br/hotsites/blogs/revistaiara/wp-content/uploads/2015/01/13_IARA_vol3_n1_Entrevista.pdf 





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