domingo, 25 de marzo de 2018

El mueble como patrimonio personal

Este artículo fue presentado primero en la forma de una entrevista para el programa cultural "Espai Patrimonium", de Radio Constantí. Puedes oir a toda la entrevista, que está muy dinámica con la conducción del programa por su director Ferran Marín Ramos, accendo al enlace abajo. Y a seguir, el texto adaptado para el blog, con fotos. Buena lectura y audición!

http://www.constantiradio.cat/programes/20180214_patrimoni.mp3

Ojalá después de leer ese pequeño artículo, tú puedas mirar para los muebles de tu casa y reflexionar a respeto a lo que ellos te cuentan sobre tus hábitos familiares, sobre lo que es importante en tu vida, sobre tus momentos de ocio, de descanso y de socialización.
A lo largo de los siglos, los muebles, así como la arquitectura, han sido creados bajo un estilo, una línea estética, y reflejan el gusto de la sociedad de cada período, pero también revelan las costumbres, las tecnologías y los materiales disponibles en su época.
Así como la arquitectura, los muebles considerados "de estilo" (y ese "de estilo" va entre comillas, porque se refiere a los estilos históricos) siguen fórmulas, proporciones, repiten ciertos elementos decorativos e adoptan con más frecuencia a ciertos colores y patrones. En fin, los muebles nos cuentan la historia de su época, y, creo yo, con un nivel de intimidad más cercano que la arquitectura, pues el edificio está expuesto a toda la gente y la calle y por eso adquiere una formalidad necesaria, mientras el mueble de una vivienda, por ejemplo, se recoge a la intimidad del hogar, a la escala familiar, y así puede liberarse del rigor de la mirada ajena.
La arquitectura está sujeta a las reglas urbanísticas y de seguridad, mientras el mueble está sujeto a los hábitos y necesidades familiares, a las reglas de convivencia y a los aspectos ergonómicos.
¡Qué gran patrimonio para el hombre es saber cómo la gente vivía en la intimidad de su hogar hace 100, 500, 1.000 o 2.500 años atrás! Los muebles nos cuentan la historia de la intimidad. Así, también considero que son un testimonio de la vida de nuestros parientes, desde los más cercanos hasta los más lejanos.
La mayoría de nosotros tiene recuerdos de cómo eran los interiores de la casa de nuestros abuelos, de cómo eran amueblados. Así, el mueble se convierte en patrimonio de la familia, y cuenta una historia personal.
La arquitectura habla con el pueblo, mientras el mueble habla con el individuo en la intimidad.
Tengo una tía que tuvo 12 hijos. Frecuenté mucho a su casa, que era amueblada sólo con el esencial, pues ella quería espacio para la libertad de los niños. Lo que más me encantaba era la mesa del comedor: un círculo gigante con 2,5 m de diámetro con otro círculo central giratorio donde se ponía la comida. Con ese diseño, todos podían tomar un sitio y comer juntos confortablemente.
¡Mira cuánto de los hábitos de esa familia nos cuentan sus muebles! Eso es un precioso patrimonio personal. Si el patrimonio en general tiene como uno de sus objetivos dejar la huella de un tiempo a las generaciones futuras, aquella gran mesa de la casa de mi tía dejó una marca profunda en mí y en mis primos sobre la importancia de tenerse un momento juntos a lo largo del día. 
Una curiosidad: la mesa fue construida con madera que se había quedado de las obras de la casa.
La mesa tenía 2,5 m de diámetro y recibía a 14 personas: 12 hijos y a los padres. (la mesa de la imagen es ilustrativa)
Los muebles de las viviendas constituyen un valioso patrimonio en la escala personal y familiar, y muchas veces se convierten en patrimonio de toda una nación y hasta del mundo!
Por su escala diminuta en comparación con la arquitectura, a veces no se percibe su importancia. Todavía, cuando tenemos el caso de un arquitecto que haya proyectado una casa o un edificio que después se convirtió en patrimonio, y que para aquella obra también haya dibujado sus muebles con el mismo concepto, la misma línea estética, los mismos deseos y pensamientos que guiaron el proyecto arquitectónico, ¿porque no habrían eses muebles de convertirse igualmente en patrimonio? Pensando en eso, cuando un edificio es declarado Patrimonio, todo lo que está en su interior normalmente también lo es.
Casa Batló - fachada y puerta interior - Gaudí, Barcelona.
Tomemos como ejemplo a Gaudí. Él tuvo la suerte de proyectar para familias ricas que pudieron, además de encargarle el proyecto del edificio, también obtener los muebles pensados por aquella misma cabeza genial. Y para mí es imposible separar la arquitectura del edificio del diseño de los muebles que Gaudí proyectó. Si alguien ha visitado por dentro a la Casa Batló, en Barcelona, habrá percibido como los muebles diseñados por Gaudí se armonizan con la casa y crean una unidad visual muy consoladora y amigable, mientras los otros muebles comprados en tiendas por sus antiguos habitantes se alejan emocionalmente del espíritu de aquella gran creación de Gaudí. Yo puedo imaginar algunos pensamientos de Gaudí mientras proyectaba, y no concibo la idea de una arquitectura exenta de la creación de muebles y detalles que estuvieran pulsando en el mismo espíritu. En el caso del lenguaje que Gaudí desarrolló, cada curva, cada movimiento creado en el techo, en las paredes, en los marcos de las puertas y ventanas deberían estar acompañado de muebles que bailasen en el aquel mismo ritmo tan adorable.  
Hasta antes de la primera mitad del siglo XIX, todo el mobiliario estaba diseñado con las mismas bases estéticas del edificio. Después de aquel periodo, con la gran variedad de experiencias estéticas ya vividas, pasó a existir una mezcla cada vez mayor de estilos utilizados conjuntamente en los interiores, y eso pasó a ser aceptable, y actualmente es casi que imperante en la mayoría de los hogares.
Los vestidos con hasta 2,5 m de diámetro en el período del Rococó.
A través de la observación de la evolución de los muebles a lo largo del los siglos, percibimos, no solamente la maravillosa conexión que hay entre ellos y la arquitectura, si no incluso con la moda. A partir del final de la Edad Media, los vestidos de las mujeres empezaron a quedarse cada vez más voluminosos, hasta el punto que en la época del Barroco y Rococó podían alcanzar la increíble dimensión de 2,5 m de diámetro. ¡Pues fíjate en cómo deberían ser las sillas, sofás y sillones para que ellas se sentasen! O eran enormes, o eran simplemente bancos muy largos y estrechos. Y cuchichear cerca del oído de la amiga era imposible, una vez que estarían 2,5 m lejanas una de la otra. 
Los muebles diseñados solamente para que uno se reclinara un poco para descansar, tal cual el mueble reconocido como recamier, mostraba que habían muchos momentos de ocio. El recamier tiene dos brazos, pero no tiene respaldo, y es largo como un sofá de 3 plazas. Incluso, el ejemplo del mueble recamier, nos muestra también la conexión de la historia del mueble con la historia del arte. Ganó este nombre debido a un cuadro pintado por el pintor francés Jacques-Louis David, en 1800, periodo del Neoclasicismo, en el cual figura una jóven mujer llamada Juliette Récamier, esposa de un banquero, y considerada una de más notables y bellas mujeres de su época, conocida principalmente por haber sido exilada por Napoleón Bonaparte por haberse recusado a ser dama de honor de su mujer Josefina. Cuando se investiga sobre el mueble, se descubre la historia de una fuerte mujer que hace 200 años ya tenía sus valores personales muy bien definidos, y no se intimidaba por el poder.  El cuadro está en el Museo del Louvre, en Paris. 
La pintura de Jacques-Louis David, y el mueble recamier que fue siendo modificado a lo largo de los años.
Los muebles también testifican sobre lo que abunda y sobre lo que falta. Vete a visitar un monasterio en dónde se conservan los muebles de las celdas del claustro. ¿No atestiguan eses muebles  de que el monje tenía una vida sencilla a lo que se refería a sus posesiones?,¿ que tenía el mínimo necesario, y a veces no tenía nada? Un buen ejemplo es el Monasterio de Escala Dei.
En otro extremo, vete a visitar un palacio y encontrarás lujo y abundancia. Vas a ver, además de toda la preocupación estética, un deseo profundo de demostrar poder y dominación. En el palacio también verás espacios vacíos, pero con un objetivo diferente de lo que se encuentra en una casa sencilla del campo en dónde los espacios amplios tenían por objetivo reunir la familia para un domingo de celebración. En el palacio los espacios vacios eran necesarios tanto para la percepción de la abundancia, cuanto para reunir invitados en fiestas formales para debatir la política o para realizar bailes. En la ciudad de Reus tenemos el notable palacio urbano, de la familia Bofarull, construido en el siglo XVIII, cuya una de sus atracciones es su salón principal con la espectacular pintura en el techo.
El gran salón del Palacio Bofarull, en la ciudad de Reus, Cataluña.
De todos modos, el mueble habla, como hablan las piedras de una construcción.  Habla de la vida de quien lo posee.
Tengo otra historia que envuelve muebles, y esa con un valor espiritual muy grande para mí. En 2017 hice un viaje a la ciudad dónde mi padre se graduó en ingeniería, en la provincia donde yo nací. La ciudad es famosa, su arquitectura y urbanismo son prácticamente los mismos del tiempo en que Brasil era una colonia de Portugal, y se llama Ouro Preto (traduciendo sería Oro Negro). Era un viaje en el cual yo querría estar más cercana de mi padre, pues él había fallecido hacía 2 años. Y fue en esta ciudad en dónde él tuvo momentos decisivos en su vida como joven y futuro profesional. Él me había hablado mucho de esa ciudad, y yo fui a conocerla con las ganas de sentir a mi padre un poco más cerca de mi otra vez.
Pues como arquitecta y persona muy curiosa, siempre mirando a los detalles a mi alrededor, pasaba caminando un día por una de sus calles que tienen la acera muy, muy estrecha, y las construcciones de fachadas coloniales adosadas que crean un paisaje urbano maravilloso, cuando pasé por delante de una de ellas que, así como de costumbre en la ciudad, estaba con su puerta abierta, a través de la cual vi un hermoso banco de madera que luego reconocí como siendo de algún estilo colonial. Me detuve por 2 segundos mirándolo. Ocurre que al lado de la puerta, estaba parada en pie conversando con un hombre, una anciana, la cual descubrí en seguida que se trataba de la dueña de la casa! Y ella me dijo: - ¡Hola!, si te ha gustado el mueble, puedes entrar para mirarlo, pues tengo otros dentro del salón. - Muchas gracias, me encantaría porque soy arquitecta y me encantan los muebles antiguos.
Entré en su casa, guiada por la amable anciana que me enseñaba otros encantadores muebles. Hasta que en cierto momento ella me miró, y me preguntó mi nombre y apellido. Cuando le dije mi apellido Arantes, su semblante cambió. Y me dijo: - Mi marido tuvo un gran amigo en la universidad que tenía por apellido Arantes. - Pues mi padre se llamaba Thomaz de Aquino Arantes. 
Sus ojos se llenaron de agua y me dijo: -¡Pues tu padre es el gran amigo de mi marido, frecuentaba mi casa, conocía a toda mi familia e nosotros hemos pasado momentos maravillosos! 
Así se quedó por más de una hora y media contándome historias muy divertidas de las travesuras de mi joven padre. ¡Qué indescriptibles momentos! Atraída por un mueble, encontré, en el medio de una ciudad de más de 70.000 habitantes, una de las personas más importantes en la vida de mi padre cuando era estudiante. ¡Qué regalo me presentaba la vida para encerar mi viaje exactamente con el objetivo para el cual la propuse!
Las calles estrechas de la ciudad colonial de Ouro Preto, Minas Gerais, Brasil.
Ya sabéis por lo tanto que un simple mueble puede generar una buena investigación. Así, quiero proponerte un ejercicio: a lo largo de los próximos días, mire con más atención a los muebles de su casa, de la casa de algún pariente. Después, si el mueble es suyo, piensa sobre cuál es su función en aquel ambiente: porque usted lo ha comprado, para qué sirve, si cumple bien su función, si lo ves hermoso y si crees que combina, e por fin, si ese mueble tiene alguna historia por detrás. Si el mueble es de otro lugar que nos sea su casa, pregunta a su dueño sobre la historia de aquel mueble...Quizás descubrirás algo fascinante por detrás de su historia!


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